El día a día nos invita a ocuparnos de ser mejores, aunque parece preferimos atender más a distractores y alucinaciones que solo nos alteran y desenfocan de dicho crecimiento integral.
Una perla cotidiana nos expresa que, “equivocarse es un defecto de todos, pero disculparse parece una virtud de pocos”.
Cuentan que el profesor le pedía a diario a sus educandos: – eviten llenar sus cabezas de preocupaciones ya que con ello no dejarán espacio para las cosas maravillosas que nos ofrece el día a día.
El Texto de Textos nos revela en Filipenses 4:6, “no se inquieten por nada; más bien en toda ocasión, con oración y ruego presenten sus peticiones al Creador y denle gracias”.