Se habla regularmente de necesidades básicas que debemos satisfacer, pero quizá obviamos que primero hay que nutrirnos de lo esencial: el Creador.
Una perla cotidiana nos invita a “dejar de buscar entre las ramas aquello que se encuentra en las raíces”.
Cuentan que el predicador recomendaba que en los momentos felices: se alabe al Creador, en los difíciles se le busque, en los tranquilos se le adore, en los dolorosos confíenos y a cada instante le agradezcamos.
El Texto de Textos nos revela en Romanos 8:14, “Porque todos los que son guiados por el Espíritu del Creador, son sus hijos”.