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Mi Cábala – 12/Mier 4 de Enero – 23 (5783)

¿Misericordiosos?

El Texto de Textos nos revela en II de Samuel 24:14, “entonces David dijo a Gad: En grande angustia estoy; caigamos ahora en mano del Creador, porque sus misericordias son muchas, mas no caiga yo en manos de hombres”.

Debemos entender la misericordia como un atributo divino que nos conduce a tener consideración, amabilidad pero sobre todo perdón para con los otros, dejando de juzgar y descalificar a otros sin comprender que al condenarles, obviamos que tal vez con nuestras acciones y omisiones cometemos los mismos errores. Lo que implica que el Creador nos llama a tener piedad para con esos otros, como para con nosotros, que somos igualmente pecadores producto de nuestra genética desobediente, esa que se retroalimenta todos los días del árbol del conocimiento del bien y del mal. 

La virtud de la Misericordia se cultiva día a día y no puede confundirse con la lastima hacia alguien, sino más bien con el estar dispuestos a cambiar nuestra esencia pecaminosa y desobediente y luego sí con nuestro sano ejemplo acompañar a esos otros que como nosotros cometen equivocaciones diarias incluso sin reconocerlas y por ende tampoco poder enmendarlas. Se trata de cultivar la bondad en nuestros corazones accionando esta para llevar ese bienestar también a las vidas de nuestros próximos. 

Misericordia que nos debe guiar hacia un estado armónico en donde las emociones logren al cogobernar nuestro corazón fluir con ese amor que les debemos a la vez a esos otros, el cual apunta además a construir puentes con todos los seres vivos de tal forma que nos reconectemos a través de ellos y desde una perspectiva conjunta con la misma y perfecta armonía Creadora, la cual rige este universo, pese a que los humanos seguimos haciendo parte de otra realidad egoísta y materialista. 

No es gratuito que el Árbol de la Vida, nos invite a ver en los niveles y caminos que nos manifiesta el Creador a través de dichos misterios, dichas opotunidades, lo que significa que Jesed como Misericordia, Chesed, חסד, o Gedulah, גדול, o cuarta Sefirá, que sitúa para los estudiosos debajo de Chokmah represente de alguna forma el deseo de compartir incondicionalmente así como la voluntad de dar todo de nosotros mismos, visionando así una generosidad sin límites, lo que se traduce en que la palabra hebrea Hesed que encontramos en la Torá nos motive siempre a una extrema compasión.

La misericordia como acto gratuito y espontaneo denota que la bondad que predicamos nos debe guiar para aportarle a los otros antes que a apartarles. Se trata también de dar a nuestros próximos de aquello que creemos poseer para que gracias a nuestras propias vivencias estos reciban de esa Luz divina que integra al todo. Probablemente por ello los que hablan de la Divina Misericordia como una devoción cristiana se enfocan en pedirle al mismo Jesucristo nos permita aprender de la bondad y amor desinteresado que Él nos proyectó y que está implícito en los evangelios que de Él hablan. 

El Texto de Textos nos revela en Marcos 9:35, “entonces Jesús se sentó, llamó a los doce y les dijo: – Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos”.

Oremos para poder aprender y compartir la misericordia divina.