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Mi Kabbala – 11 Iyar – sábado 18 de mayo del 2024.

¿Viento? 

El Texto de Textos nos revela en  Deuteronomio 32:11, “Jehová solo le guio, y con él no hubo dios extraño”.

A diario nos hacemos cientos de preguntas, lishol לשאול, de esas que en algunos momentos denotan dudas al respecto de nuestro Creador, más todas nos deben llevar a confiar en Él hasta alcanzar la habilidad de imitar Su amor, ese que se denota en la misma naturaleza, en sus leyes, imitémosle para que esa sabiduría nos proyecte su armonía en nuestras coexistencias en vez de seguir emulando más las acciones de algunas especies que nos alejan de Él, no olvidemos que el cogobierna todo dentro de este universo en pro de conducirnos hacia esa realidad espiritual.

Nos recreamos en lo creado lo que significa que debemos mirar más allá de unas propiedades fisiológicas de un mundo animado que aunque son muy similares a las de las otras dimensiones en donde coexistimos, todas nos denotan esa unidad que debemos tener con el Creador para irnos acercando así gracias a esas propiedades espirituales que nos guían a través de su sabiduría para que cumplamos con esos sus propósitos, lo que implica entender que nuestra almaנפש, Nefesh, como el Ruaj רוח, viento, se articulan para llevarnos a través de Su Espíritu para poder reconectarnos con nuestra esencia.

Es el Espíritu del Creador quien mueve este mundo, conclusión a la que se llega al comprender expresiones hebreas como Ruaj Elohim, que describen la plena presencia del Creador en todo y en todos, siendo, Ruaj, viento o espíritu, el que nos lleva al contexto de Ruah Elohim, que en el texto Bíblico, nos insinúa gracias al verbo merahefet dicho escenario en donde se nos denota Su guía, siendo ese término que aparece exclusivamente en la Torá el que nos visiona con su analogía, el máximo esmero, amor y afecto de un águila que revolotea, merahefet, sobre sus polluelos y los recoge bajo sus alas.

Volar מְרַחֲפִים. Merajafim, nos lleva además a vislumbrar en ese viento algo diferente, hasta apreciar su delicado amor, su cuidado y afecto divino, sin embargo nos cuesta tener esa perspectiva espiritual necesitando de su sabiduría la cual abre nuestro entendimiento para percatarnos que ese viento que sopla desapasionada e indiferentemente sobre nosotros contiene el Espíritu del Creador, que aletea tierna y amorosamente sobre toda Su creación y así es como Él logra cernirse dulce y apasionadamente en nuestro ser al ingresar como hálito de vida a nuestro sistema respiratorio para retroalimentarnos permanentemente de su esencia, la misma que alienta nuestras vivencias. 

Elias, Ēliyahū אליהו, como profeta nos reconfirma que estamos llamados a buscarle, siguiendo el ejemplo de todo lo que nos rodea, lo que significa imitar su naturaleza para vivir unidos y reencontrarnos con sus propósitos, siendo guiados para ello por su fluir amoroso, ese que nos permite discernir entre lo que debemos y no debemos hacer para alcanzar esos frutos divinos. Es tiempo que empecemos entonces a identificarnos con nuestra naturaleza y esencia y así gracias a ella continuemos el camino de retorno hacia el sitio del que un día por nuestra desobediencia nos alejamos. 

El Texto de Textos nos revela en Mateo 6:33, “pero buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”.

Oremos para atender nuestros entornos y dejarnos guiar por nuestro Creador. 

Mi Kabbala – 11 Iyar – sábado 18 de mayo del 2024.

¿Viento? 

El Texto de Textos nos revela en  Deuteronomio 32:11, “Jehová solo le guio, y con él no hubo dios extraño”.

A diario nos hacemos cientos de preguntas, lishol לשאול, de esas que en algunos momentos denotan dudas al respecto de nuestro Creador, más todas nos deben llevar a confiar en Él hasta alcanzar la habilidad de imitar Su amor, ese que se denota en la misma naturaleza, en sus leyes, imitémosle para que esa sabiduría nos proyecte su armonía en nuestras coexistencias en vez de seguir emulando más las acciones de algunas especies que nos alejan de Él, no olvidemos que el cogobierna todo dentro de este universo en pro de conducirnos hacia esa realidad espiritual.

Nos recreamos en lo creado lo que significa que debemos mirar más allá de unas propiedades fisiológicas de un mundo animado que aunque son muy similares a las de las otras dimensiones en donde coexistimos, todas nos denotan esa unidad que debemos tener con el Creador para irnos acercando así gracias a esas propiedades espirituales que nos guían a través de su sabiduría para que cumplamos con esos sus propósitos, lo que implica entender que nuestra almaנפש, Nefesh, como el Ruaj רוח, viento, se articulan para llevarnos a través de Su Espíritu para poder reconectarnos con nuestra esencia.

Es el Espíritu del Creador quien mueve este mundo, conclusión a la que se llega al comprender expresiones hebreas como Ruaj Elohim, que describen la plena presencia del Creador en todo y en todos, siendo, Ruaj, viento o espíritu, el que nos lleva al contexto de Ruah Elohim, que en el texto Bíblico, nos insinúa gracias al verbo merahefet dicho escenario en donde se nos denota Su guía, siendo ese término que aparece exclusivamente en la Torá el que nos visiona con su analogía, el máximo esmero, amor y afecto de un águila que revolotea, merahefet, sobre sus polluelos y los recoge bajo sus alas.

Volar מְרַחֲפִים. Merajafim, nos lleva además a vislumbrar en ese viento algo diferente, hasta apreciar su delicado amor, su cuidado y afecto divino, sin embargo nos cuesta tener esa perspectiva espiritual necesitando de su sabiduría la cual abre nuestro entendimiento para percatarnos que ese viento que sopla desapasionada e indiferentemente sobre nosotros contiene el Espíritu del Creador, que aletea tierna y amorosamente sobre toda Su creación y así es como Él logra cernirse dulce y apasionadamente en nuestro ser al ingresar como hálito de vida a nuestro sistema respiratorio para retroalimentarnos permanentemente de su esencia, la misma que alienta nuestras vivencias. 

Elias, Ēliyahū אליהו, como profeta nos reconfirma que estamos llamados a buscarle, siguiendo el ejemplo de todo lo que nos rodea, lo que significa imitar su naturaleza para vivir unidos y reencontrarnos con sus propósitos, siendo guiados para ello por su fluir amoroso, ese que nos permite discernir entre lo que debemos y no debemos hacer para alcanzar esos frutos divinos. Es tiempo que empecemos entonces a identificarnos con nuestra naturaleza y esencia y así gracias a ella continuemos el camino de retorno hacia el sitio del que un día por nuestra desobediencia nos alejamos. 

El Texto de Textos nos revela en Mateo 6:33, “pero buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”.

Oremos para atender nuestros entornos y dejarnos guiar por nuestro Creador.