Mi Kabbala – 13 Iyar – lunes 20 de mayo del 2024.
¿Astros?
El Texto de Textos nos revela en Job 9:9, “Él hizo la Osa, el Orión y las Pléyades, y los lugares secretos del sur; 10 Él hace cosas grandes e incomprensibles, y maravillosas, sin número”.
Reflexionar en torno al universo y su Creador, exige de alguna manera entrar a la especulación mística del Judaísmo que en un libro: “de la Creación” de Sefer Yetzira, ספר יצירה, producido en algún momento entre los siglos III y VI DC, nos proyecta una visión de la cosmología, cosmogonía, origen y orden del universo, buscando sin dualismos esa unidad que explica cómo el hombre puede ser tierra y al mismo tiempo imagen del Creador. Emanación divina que incluso intentan que entendamos esas corrientes filosóficas que como el helenismo confunden a los creyentes cuando no se tiene la guía del Espíritu Santo.
Compenetrarnos con ese nivel espiritual ha llevado a algunos a estudiar los astros para a través de ellos atender la concepción de la creación y de un mundo que procede del Creador y en donde el hombre está en él para permanecer unido a Él. Proceso que esta descrito por medio de números y letras a los que se atribuye no sólo un valor simbólico sino también ser expresión de distintas virtualidades ontológicas. Siendo un primer factor cosmológico su Espíritu, ruah, en donde el aire, el agua y el fuego como otros factores comienzan a dar forma a ese universo que se crea en cuatro dimensiones espaciales, puntos cardinales que a su vez suman un total de diez factores cosmológicos en conjunto: las Sefirot, ספירות.
Quienes promueven la astrología tanto la occidental como la china, aseguran que sus estudios se basan en la misma astronomía pero enfatizando más en la influencia de estas energías en el día a día del mundo. Así es como se visiona a través de los destellos de estos astros el cómo se forman esas imágenes, estudio que desde la simbología cabalista contribuye en apoyo a le gematría, גימטריה, para comprender todos esos misterios que determinan unos propósitos existenciales para los cuales fuimos creados.
Destino que a diferencia de la visión astrológica nos guía a un final al lado del Creador, por ello conceptos como bara’, בָרָָא, oqal o Eloah, אלוח o Bo-Ré, ven y ve, nos ayudan a asumir que nuestra primera interacción debe ser la de armonizarnos con nosotros mismos, luego con nuestros próximos, posteriormente con la obra del Creador, con el todo, siendo útiles gracias a nuestros dones y talentos orientados por esos valores divinos, que como preceptos y mandatos, nos liberan de todas nuestras esclavitudes, pecados, confusiones e históricas distorsiones que tanto difundimos producto de un desconocimiento que solo nos alejan más y más de los caminos que Él nos trazó.
Los adivinos, qasam, קסַַם , nos demuestran que estas creencias exotéricas que seguimos perpetuando inconscientemente distorsionando cada vez mas ideas y conceptos, solo nos confunden cuando deberíamos, más bien revisar el por qué y hasta el para qué de algunos de esos diarios hábitos que le apuestan a ver los astros con una lógica que no honra al Creador, a quien incluso solo le hemos generado con el paso de los años motivos de vergüenza por habernos creado, con todo y ello Él nos sigue otorgando Su amor y guiándonos a través de su infinita misericordia.
El Texto de Textos nos revela en Romanos 1:20, “Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa”.
Oremos para reconocer en cualquier destello de luz la presencia del Creador.