Mi kabbala – 23 Iyar – jueves 30 de mayo del 2024.
¿Sacerdotes?
El Texto de Textos nos revela en Génesis 14:18, “entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Creador el Altísimo, sacó pan y vino; 19 y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Creador el Altísimo, creador de los cielos y de la tierra”.
Se dice que un sacerdote es la persona encargada de realizar una serie de labores consideradas como sagradas y desde esa mirada, hay uno especial que para el Pueblo Judío: Melquisedec, delegado según estas creencias ortodoxas por el Altísimo para estos fines, por lo cual desde dicha genealogía se habla de Malki Tzedek, מלכי – צדק, título o apodo de Sem, Shem, hijo de Noé, Noaj, heredero genético de nuestra estirpe y el cual debía trasmitir los preceptos y mandatos del Creador luego del diluvio.
Según los eruditos a Sem, שֵׁם, se le doto de los dones para dirigir y trasmitir las leyes Noájicas que se le entregaron a su padre en el Arca y que luego replicaron los patriarcas. No es gratuito que se especule que Sem fue un ser espiritualmente superior a sus hermanos, tanto que se cree nació circuncidado. Lo importante sin embargo es que él fue escogido para desempeñar el cargo de cohen, sacerdote y ministro por encima de su hermano Jafet, יָפֶת, Yéfet, quien era el primogénito, más con todo y ello parece no cumplido dicha misión tal como le sucedió a Esau.
Analogías y cronologías que a los creyentes nos pueden servir para relacionar a estos seres con nuestra propia genealogía llevándonos así a nuestro Señor Jesucristo, quien en Nazaret, נָצְרַת, Natzrat, renuevo, nació para cumplir con esa misión de ser nuestro sumo sacerdote, finiquitando la labor de manera perfecta al sacrificarse, muriendo en la cruz por los pecados del mundo pero sobre todo resucitando para denotarnos el verdadero camino de regreso a nuestra tierra prometida, función fundamental de todo sacerdote para conducir a su rebaño hacia el camino de salvación, siendo este el primero y el último.
Algunos estudiosos afirman que Melquisedec y nuestro Señor Jesucristo podrían ser más que una misma persona, un solo concepto y es que no se puede obviar que en algunos pasajes Bíblicos se hace referencia directa a algunas situaciones que dentro del no tiempo y eternidad de nuestro Creador le permiten a varios seres como Moisés o Elías, por ejemplo, reaparecer en escenarios que difieren de nuestra lógica temporal. Sin embargo y más allá de entrar en estos y otros debates, vale la pena entender que Él es nuestro único actual sumo sacerdote y quien nos guía como rebaño, עֵ֫דֶר, éder.
Así que quienes hacen alusión aún de las oblaciones de harina o las libaciones de vino que se deben hacer en el Templo como de las ofrendas para con nuestro Creador, deberían lograr entender que ese concepto Shalem, שלם, del que deriva Jerusalén, Yerushalaim, ירושלי se relaciona con Melquisedec, como ciudad eterna, que debe acoger a nuestro Señor Jesucristo quien como guía perfecto e intercesor murió allí derramando su sangre y entregando su cuerpo: pan y vino, para abogar por esa misericordia y amor eterno.
El Texto de Textos nos revela en Hebreos 7:3, “Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Creador el Altísimo, que salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo, 2 a quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo; cuyo nombre significa primeramente Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de paz; 3 sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo del Creador, permanece sacerdote para siempre”.
Oremos para que nuestro sacerdote Jesús interceda a diario por nosotros.