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Mi Kabbala – 25 Iyar – sábado 1 de junio del 2024.

¿Cambios?

El Texto de Textos nos revela en Génesis 32:28, “Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel;[b] porque has luchado con el Creador y con los hombres, y has vencido”.

Todos los nombres, שֵׁם, shem, contienen unos significados específicos, no solo para quienes nos llaman por estos, sino para nosotros mismos como portadores de esas características. Fusión de letras que incluso en su esencia contiene esa nuestra historia, por lo que al ocuparnos de los profundos significados de estos podríamos adquirir nuevos elementos que describen además nuestros rasgos y carácter, lo que significa que nuestros nombres puedan desencadenar ese poder interior, eso si al ser capaces de identificarnos incluso con cada letra que les compone.

Para el pueblo Judío estos tiene una relación estrecha con el Creador y nuestra dimensión superior y por ello vislumbran en esa relación dicha esencia espiritual que conlleva a convertirse en una motivación para nuestras vidas, para lo cual cada nombre da un carácter, promueve una identidad y para los más estudiosos propone algunos de los hechos que deben conducir nuestras coexistencias. Probablemente por ello era normal que a algunos lideres se les diera un nombre nuevo, lo cual le generaba a ese ser un cambio en su identidad. Tradición que incluso hoy aún se mantiene, aunque no con esa perspectiva Bíblica en la mayoría de los casos ya que hemos confundido dichas verdades, אֱמֶת, emeth.

Es cierto que algunos se cambian de nombre por gusto y aunque hay quienes critican esta postura, deberíamos esperar que sea nuestro Creador quien realice esos cambios en nosotros como lo hizo con quienes le seguían, ello como una señal de la transformación interior que Él espera en nosotros. A Jacob por ejemplo le llamo Israel, cambio que proviene de la palabra hebrea sharit שרית, que significa luchar y prevalecer. Sin embargo, quienes exploran estos términos con una mayor profundidad, nos advierten que allí se debería reconocer otra transformación como la que hubo en Peniel, porque el nombre de Israel también puede leerse como Yashar- El ישר-אל.

La palabra hebrea yashar יָשָׁר significa recto, honesto, honorable, y respetuoso de la ley, lo que bíblicamente implica el comportarnos como personas justas y temerosas de los preceptos y mandatos de nuestro Creador. La raíz akov, עָקֹב֙, proviene de yakov que significa torcido, lo que quiere decir de alguna forma que los creyentes debemos enderezar todo aquello que esta torcido, הֶֽעָקֹב֙, en nuestros comportamientos cotidianos. Batalla diaria que libramos con un cuerpo que como el nuestro nos induce al deseo, al pecado.

Pedro, פטר, nos reitera que cuando se habla de Israel debemos entender que ese Jacob a quien el mismo Creador enderezó, se convirtió en el pueblo escogido a través de su decendencia. Siendo también nosotros los creyentes los llamados a cambiar y dejar de ser torcidos al promover desigualdades en este mundo. Bella perspectiva que adicionalmente nos motiva a darle a nuestro nombre esa certeza de que a través de nuestra identidad y carácter el mismo Creador está haciendo de nosotros unas nuevas criaturas conforme a sus preceptos y mandatos gracias a la guía del Espíritu Santo.

El Texto de Textos nos revela en Juan 1:42, “Entonces lo trajo a Jesús. Jesús mirándolo, dijo: Tú eres Simón, hijo de Juan; tú serás llamado Cefas, que quiere decir: Pedro”. Oremos para que el Creador transforme a diario nuestro carácter e identidad.

Oremos para que el Creador transforme a diario nuestro carácter e identidad.