Mi kabbala – 27 Adar 5784 – jueves 7 de marzo del 2024

¿Sepulcros?

El Texto de Textos nos revela en Génesis 5:5, “Y fueron todos los días que vivió Adán novecientos treinta años; y murió”.


Desde la caída del primer hombre Adán, como ser de carne y hueso, se nos invita a que nos desarrollemos como seres humanos, lo que quiere decir que como descendientes de esta pareja tendremos un proceso de crecimiento integral que para este mundo finiquita con nuestra muerte, en donde dejaremos este cuerpo en pro de hacernos más consientes de nuestras inconciencias de las cuales seremos juzgados, en la búsqueda de nacer de nuevo y volver a nuestro estadio original, dependiendo más que de cada uno de nuestra fe en nuestro Señor Jesucristo, nuestro salvador y redentor רָפָה, raphah.

Lo que se traduce en que no estamos aquí para ser servidos sino para servir, siguiendo ese ejemplo supremo de Él que dio su vida por nuestro rescate. Segundo Adam, Ben Adam, בן אדם, que como Hijo del Padre nos denota más que nuestra mortalidad nuestra necesidad de trascendencia, esa que implica que dicha transición del cuerpo en donde se nos llama a la reconexión de nuestra alma con el Espíritu, no sea inmediata sino un proceso al que debemos someternos conscientemente, antes de abandonar este plano alejándonos de esta dimensión ilusoria hacia nuestra verdadera esencia.  

Y aunque todos terminaremos algún día metidos en un sepulcro, la misma Biblia nos recuerda que como nuestros patriarcas al quedar enterrados seremos llamados a la resurrección, es por ello que Abraham compró una cueva cerca de la ciudad de Hebrón como parcela de entierro familiar, Cueva de Majpela, מכפלה, de la raíz hebrea כפל, que significa doble, en donde además se asegura fueron enterrados Adán y Eva y otros seis patriarcas y matriarcas, Isaac junto a Rebeca y Jacobo junto a Lea, siendo ese el concepto primordial el de entender que los muertos nos integraremos a la Creación en la resurrección.  


Quiriat-arba, la ciudad de los cuatro es uno de los títulos de Hebrón, חברון, amigo, y su cueva, siendo esta la primera propiedad legalmente adquirida por un israelita en tierras de Canaán pero no para ser disfrutada en vida sino tras la muerte, proceso que para los creyentes implica entender que allí esperaremos nuestra resurrección como nos lo prometió nuestro segundo Adán, con lo cual se nos dice que nada en este mundo es al azar y que el Creador sigue guiándonos pese a nuestras visiones mundanas, algunas sangrientas al respecto de nuestras relaciones, nos vislumbran que volveremos a Su lado.

Pero más que comprar sepulcros estamos llamados en vida como seres humanos a actuar conforme a los preceptos y mandatos divinos que se resumen en amar, vinculo a través del cual nos integramos y hermanamos en este lugar común, la tierra, a la cual devolveremos nuestro cuerpo como templo y la que nos acerca a nuestra alma para que finalmente el cuerpo vuelva al polvo del cual fuimos tomados y como segundo nacimiento poder renacer, יָלַד yalad, luego de este proceso de crecimiento y de vida. 

El Texto de Textos nos revela en Hechos 7:15, “Así descendió Jacob a Egipto, donde murió él, y también nuestros padres; 16 los cuales fueron trasladados a Siquem, y puestos en el sepulcro que a precio de dinero compró Abraham de los hijos de Hamor en Siquem.

Oremos para que ese sepulcro temporal sea el paso de retorno a nuestra patria Celestial.

Mi kabbala – 27 Adar 5784 – jueves 7 de marzo del 2024
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