Mi Kabbala – 30 Tevet 5783/Sab 21 de Enero del 2023
¿Moradores?
El Texto de Textos nos revela en Eclesiastés 5:1, “guarda tus pasos cuando vas a la casa del Creador, y acércate a escuchar en vez de ofrecer el sacrificio de los necios, porque éstos no saben que hacen el mal”.
Los seres vivos necesitamos un espacio en donde nos sintamos parte, lo que traducido a nuestras creencias implica sabernos uno con el Creador, el eterno, sin embargo todo ello implica que aunque deberíamos asimilar de mejor forma nuestra actual morada temporal en esta tierra en la cual coexistimos para no vernos solo como seres físicos ya que hacemos parte de un universo creado que esta más allá de nuestra temporalidad lo cual se traduce en asimilar que esta morada es transitoria y que aunque debemos cuidarla y degustarla también debemos asumir que la abandonaremos en cualquier momento.
Está claro que debemos cuidar de nuestro cuerpo como templo del Espíritu y de nuestros entornos sintiéndonos aportantes dentro de ellos por el solo hecho de reconocernos a través de estos espacios que nos proveen de insumos que requerimos para coexistir en armonía, obligándonos así a devolverle al mundo un poco de lo mucho que recibimos atendiendo así las manifestaciones del Creador logrando con ello transformar algunos comportamientos egoístas que tristemente están en contra de dichos preceptos divinos.
La Creación es una sola y así nos percibamos como partes fragmentadas de ella, no por ese motivo podemos dejar de apreciar que esta se encuentra implícita en cada partícula nuestra y a su vez dichas moléculas se integran a esta magna obra. Lo que a su vez quiere decir que Él esta tanto en todos esos entornos en los que convivimos como en nosotros mismos, por lo cual no aportarle a estos espacios es solo una demostración de nuestra ignorancia, ingratitud, falta de respeto y amor para con Él.
El concepto hebreo de מעון morada nos lleva también a visionar nuestra relación y cercanía con nuestro Padre Celestial, siendo necesario el seguir las recomendaciones que nos da Él en su Palabra para poder asumir esta morada temporal, como un tránsito en donde se nos reintegra a nuestra casa eterna lo que desde esa mirada nos debe permitir además el tratar a todas las personas con las que nos topamos, como partes de nosotros mismos, sabiendo que son partículas celestiales de la divinidad, a las cuales por lo tanto les debemos aportar siempre, dándoles lo mejor de nosotros y no como regularmente lo hacemos otorgándoles nuestra indiferencia y agresiones.
Cada ser vivo que comparte con nosotros nuestro habitad cumple con una razón de ser, así en nuestras sin razones no les encontremos explicaciones a ello, siendo entonces nuestra obligación el dejar de pensar solo en nosotros mismos para proyectarnos a través de esos otros, todos, como partes de una gran morada celestial, visión que nos invita a cuidar de todo aquello que cual mayordomos se nos otorga siendo necesario que aprendamos a compartir con esos próximos dejando de competir.
El Texto de Textos nos revela en Juan 14:2, “en la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. 3 Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”.
Oremos para que este morada diaria se asemeje a la eterna.