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Mi Kabbala – 4 Shevat 5784 – Lunes 15 de enero del 2024

¿Descansamos?

El Texto de Textos nos revela en Ezequiel 20:19, “Yo soy Jehová vuestro Dios; andad en mis estatutos, y guardad mis preceptos, y ponedlos por obra; 20 y santificad mis días de reposo, y sean por señal entre mí y vosotros, para que sepáis que yo soy Jehová vuestro Creador”.

Se nos invita regularmente a descansar un día a la semana, como a la vez a dedicar ese y todos los días al Creador. Reposo מְנוּחָה menukjá, necesario que conlleva el renovarnos y encontrar una armonía que por nuestra diaria movilidad y distractores tal vez perdemos al alejarnos de Él. Algunas culturas hablan por ello de Shabat שבת, mientras otras ven en el domingo como día primero, el de la resurrección, siendo necesario en ese día y a cada instante el reencontrarnos en familia con nosotros mismos y lógicamente con Él.

Dicho reencuentro espiritual necesario para reiniciar cada semana y nuestras nuevas metas nos deben llevar más allá de esta existencia material presa de una dualidad en donde la muerte, nuestro renacimiento, tanto como el reposo o la acción con sus dinámicas nos intentan desorientar cuando debemos es recordar al Creador y sus mandatos para santificarnos a cada instante gracias a que vivimos por y para Él lo que implica no solo guardar un día de la semana sino todos los días orando y leyendo la Biblia, dejando así que Él sea quien nos guie נָחָה nakjá. 

Mientras se cree que nuestra inteligencia, binà, בִּינָה debe ajustarse a la sabiduría divina, jojmà חכמה, para que nuestros pensamientos sea limpion y apegados a esos sus mandatos, meditando siempre en Él y en nuestra esencia como guía, priorizaremos nuestra razón para el bien y apegarnos a Él enfocándonos en todo lo que nos denota que vamos por buen camino, siendo cada instante una oportunidad de reposo en Él, dejando siempre que Él guie nuestra voluntad, hasta que nuestros dones, destrezas, deseos y determinaciones se alineen a esa ayuda idónea en las diferentes situaciones que se nos presenten.

Visión esperanzadora: tikvah, תקווה, que más allá del concepto poco tiene que ver con deseos, anhelos o expectativas, llamándosenos a confiar tanto en el proceso como en el resultado, ya que Él Creador nos guía, sin embaergo al no guardar esos espacios para estar con Él terminamos orientándonos por nuestras inconciencias y emociones adversas, esas que nos incitan a usar la fuerza, las imposiciones y a las sin razones; obviando estos y otros preceptos viéndonos sofocados por más y nuevas dificultades que contrariamente nos alejan y separan más de Él, convirtiendo incluso dicho reposo en pereza, lo que a su vez se traduce que no tengamos en cuenta las manifestaciones divinas.

Recordarle a Él, zajar לזכור, nos hace según la gematría una insinuación a que busquemos esa información que disfrazada de recuerdos esta dormida en nuestro ser interior y con esos destellos avivemos nuestra parte adámica de la que nos da luces nuestro ADN, sangre que producto del pecado requiere la purificación celestial, lo que implica que al revisar esos mensajes de nuestros ancestros y patriarcas podemos ayudar a salir de ese exilio nuestra especie para que esas tinieblas egipcias mercantiles no nos sigan desorientando y atendamos más esa Luz interior que contiene Su Haz de Luz.

El Texto de Textos nos revela en II de Corintios 4:3, “pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen del Creador”.

Oremos para que cada instante se la ofrezcamos al Creador.