Mi Kabbala – 7 Adar 5784 – viernes 16 de febrero del 2024

¿Llamados?

El Texto de Textos nos revela en Génesis 2:20, “y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él”.

Se cree que cuando una persona nombra algo o a alguien es porque tiene algún dominio sobre dicho objeto, una especie de acto de autoridad, pero a la vez que todo nombre genera un significado que relaciona a dicho objeto con algo especial, desde esa mirada se afirma que nuestros nombres שמי, shmi, regularmente derivan del lugar en donde vivían en su momento dichas personas, las tierras o posesiones y que de esas variantes y otras circunstancias hemos venido heredando más que un nombre unas características.

La biblia nos muestra infinidad de bellos ejemplos al respecto, siendo el de Lea laʾah  לאה y sus cuatro hijos un interesante modelo para con esa analogía buscar incluso el significado tanto de nuestros nombres o apellidos así como lo que estos nos dicen ya que nada es al azar, Lea por ejemplo, se deriva de la palabra Judá, יהודה Yahû’dâh, lo que simboliza una fascinante progresión que nos va describiendo incluso nuestra experiencia cristiana de la fe, ya que allí se nos inicia como hijos del Creador, para que Él sea quien ruegue por nuestro perdón al buscar que el Creador nos escuche, uniendo así su Espíritu a nuestra alma para finalmente proclamar palabras de alabanza hacia Él. 

Entender dicha historia de la Tora nos lleva a Jacob quien desprecia a Lea y ama a Raquel, más allí el Creador al darle hijos a través de Lea y al negárselos a Raquel, nos da grandes lecciones, por ello cada hijo de Lea es un deseo de que su marido deje de menospreciarla, siendo el primero Rubén, ראובן, que significa mira un hijo, una respuesta de como el Creador ha mirado su aflicción, el segundo Simeón, שִׁמְעוֹן, significa escuchada, al oír El Creador a la menospreciada, el tercero da esperanza al afirmar, esta vez se unirá mi marido conmigo, porque le he dado a luz tres hijos dándole el nombre de Leví, לוי, juntado.


Más Jacob ni estimó, ni amó, ni apreció a Lea y por ello, ella finalmente, se da cuenta que a quien tiene que alabar es al Creador: Esta vez alabaré a Jehová y por eso llamó a este último Judá, יהודה, Yahû’dâh y dejó de dar a luz, palabra que en hebreo significa alabanza. Nombres que de alguna forma nos indican que estamos llamados a alabar al Creador y a bien decirle con todo nuestro ser para mantenernos dentro de esa línea genealógica que nos permite con nuestra lengua y razón tener mayordomía sobre las otras especies. 

Eliseo, אֱלִישַׁע, Elisha como profeta, nos llama a lograr encontrar en cada nombre todo ese contenido y significado espiritual, nos debe llevar también como creyentes a atender el llamado que nos está haciendo nuestro propio Creador a través de nuestro nombre, atendiendo los entornos en que cohabitamos imaginándonos gracias a todas esas expresiones el llamado celestial permanente y al cual nos negamos por seguir mal diciendo con nuestras diarias palabras y con ello continuar dejando de escuchar la voz del Creador que nos llama también a través de nuestros nombres. 

El Texto de Textos nos revela en Marcos 3:13, “Después subió al monte, y llamó a sí a los que él quiso; y vinieron a él. 14 Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar, 15 y que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios: 16 a Simón, a quien puso por sobrenombre Pedro; 17 a Jacobo hijo de Zebedeo, y a Juan hermano de Jacobo, a quienes apellidó Boanerges, esto es, Hijos del trueno”.

Oremos para que atendamos los llamados del Creador.

Mi Kabbala – 7 Adar 5784 – viernes 16 de febrero del 2024
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