Mi Kabbala – Adar 15, 5783/Martes 7 de Marzo del 2023

¿Sal? 

El Texto de Textos nos revela en Levítico 2:13, “Y sazonarás con sal toda ofrenda que presentes, y no harás que falte jamás de tu ofrenda la sal del pacto de tu Creador; en toda ofrenda tuya ofrecerás sal”.

La sal es una sustancia de cloruro sódico, blanca o cristalina, de sabor muy propio, soluble en agua y con la que se sazona o conservar alimentos y que se extrae principalmente de las aguas del mar aunque también se encuentra en la corteza terrestre, lo que hace que técnicamente todo se relacione con este elemento al que hacemos frecuentemente relación no solo en la Biblia sino en nuestro léxico cotidiano, tanto, que a diario recibimos un salario, palabra extraída de la “vía salaria”, en la época en que los soldados romanos que cuidaban dicha ruta recibían parte de su pago en sal, reflexión que también tiene otro transfondo. 

La sal le da un sabor agradable a los alimentos y por ello simboliza la tarea que como hijos del Creador tenemos a través de nuestra vida y testimonio que deben ser llenos de sabor atractivo de la Palabra la cual conserva nuestras vidas. No es gratuito que todas las ofrendas de Levítico, imágenes incluso de la ofrenda de Cristo, debían ser presentadas con sal, lo cual es señal de un pacto con el Creador, tanto que se cree que por ello fue que el mismo Jesucristo llamó a sus seguidores a ser la sal de la Tierra.

Quienes estudian mejor estos términos nos dicen que así como la sal sirve para sazonar, preservar los alimentos y evitar que se dañen, nosotros como creyentes debemos comportarnos de tal manera, fruto de seguir moralmente los mandaros y preceptos del Creador, lo que nos lleva no solo a ser ejemplo sino a mejorar la calidad de vida de nuestros entornos, preservando la bondad en ese mundo del que hacemos parte.

Un pacto de sal teniendo en cuenta los poderes protectores que esta sustancia simboliza, nos lleva a comprender que la sal como símbolo de integridad nos incita a vivir en plenitud con dichos valores cristianos, por ello, se cree que la sal era la parte central de un alimento ceremonial que se comía para sellar un pacto, el cual era inquebrantable y eterno: como un “pacto eterno de sal”, brit melaj olam בְּרִית מֶלַח עוֹלָם, ello entendido además que la sal es el fundamento de todas las especias por lo cual le agrega gusto a la comida, lo que en analogía con nuestra espiritualidad, significa que cuando comenzamos a recibir la Luz Superior dentro del alma se expanden en nosotros los gustos.

En el fondo nuestra inclinación al mal, la materia egoísta de la cual estamos compuestos, es como una comida sin condimentos, y al agregarle ese elemento de Luz Superior mediante el actuar correcto, esa intención nos da gusto, lo que se traduce en que aunque tenemos inclinación al pecado, el condimento de la Palabra nos da esa armonía para no tener que soportar la amargura de estar lejos de Él dándole sabor así a la vida, por ello al ser la sal de la Tierra, debemos ser honrados e inquebrantables ya que tenemos un pacto de sal con el Creador, melaj ha-aretz, por ende en el momento de nuestra salvación, en el momento de la conversión como creyentes nos convertimos en la sal de la tierra.

El Texto de Textos nos revela en Mateo 5:13, “Ustedes son la sal de este mundo. Pero si la sal deja de estar salada, ¿cómo podrá recobrar su sabor? Ya no sirve para nada, así que se la tira a la calle y la gente la pisotea”.

Oremos para ser sal en medio de un mundo insípido y de disgustos. 

Mi Kabbala – Adar 15, 5783/Martes 7 de Marzo del 2023
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