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Mi Kabbala – Av 15, 5783/Jueves 3 de agosto del 2023.

¿Amamos? 

El Texto de Textos nos revela en Joel 2:13, “rásguense el corazón y no las vestiduras. Vuélvanse al Señor su Creador, porque él es bondadoso y compasivo, lento para la ira y lleno de amor”.

Se habla del amor Ahavá אהבה que también significa dar, así para los griegos se hable mas de eros, perspectiva humana quizá más tradicional de percibirlo. Y aunque la Biblia nos presenta un escalamiento de este vínculo perfecto en donde el amor ágape o el filial nos acerca más a este fluir, en este mundo obviamos hasta el amor propio, ese que implica valorar la vida, lo que somos, hacemos y a las personas con las cuales convivimos. Amor que no es egoísta ya que lo trasferimos a los demás: nuestros próximos, aprendiendo que desde sus inicios este, regularmente no excluye a quienes no comparten con nosotros sus cotidianidades, por ser un fluir que nos vincula al todo y con todos. 

Ese amor celestial que promovió nuestro Señor Jesucristo busca por ello motivarnos para que nos acerquemos a través de cada relación a través de ese fluir, lo cual parte de una noción primordial que nos lleva a creerle al Padre Celestial y a que le amemos con todo nuestro ser, sin visionar ello como un sentimiento o una emoción de esas que alteran nuestras necesidades y satisfactores, sino como una fuerza motriz que nos permite ir creciendo para alejarnos así de esa visión interesada y hasta dependiente que ha hecho que confundidos en lo que no es el amor, nos apeguemos y queramos adueñarnos de todo.    

A medida que vamos comprendiendo el amor como lo que es, también asumimos la vida desde otra perspectiva, ya que vamos alcanzando una empatía con todos los demás, la cual ya no depende tanto de esos sentimientos que fluctúan regularmente en nuestras relaciones y que cuando se perciben como adversos nos distancian, sino que nos llenamos de nuevos afectos, o sea que logramos aproximarnos tanto a los otros como a nosotros mismos y al Creador gracias a una nueva realidad sin egoísmos. 

Afecto o cariño sincero que en muchos casos nos lleva a la intimidad con ese otro ser, en donde desafortunadamente en algunos momentos la pasión nos enceguece y nos hace que obviemos producto de emociones encontradas, todo lo que veníamos percibiendo realmente por esa otra persona. Enamoramiento que no es más que un estado de ilusión inconsciente que se puede convertir en obsesión, pero que debe llevarnos a ese amor que se va transformando y purificando a medida que nos dejamos guiar por ese fluir divino, el cual nos va ayudando a distanciarnos de todos esos sentimientos nocivos.   

Quizá por ello la celebración de Tu B’Av más que una fiesta alegre en los días del Templo en Jerusalén, que marcaba el comienzo de la cosecha de la uva, mientras el Yom Kipur lo hace como final,  es mucho más que una motivación para que las novias o mujeres solteras usen un ropaje blanco como fiesta que invita al amor, lo que se traduce en mover nuestra voluntad para generar un compromiso entre todos nosotros como seres vivos, uno que implica que como próximos coloquemos de nuestra parte el corregir aquello que nos esta no solo distanciando sino molestando en pro de un bienestar general que nos motive a hacernos uno con el Creador y por ende a compartir de su amorosa misericordia.

El Texto de Textos nos revela en I de Juan 4:20, “si alguien afirma: Yo amo al Creador, pero odia a su hermano, es un mentiroso; pues el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar al Creador, a quien no ha visto”.

Oremos para que el Creador nos guie para vincularnos cada vez más a Él.