Mi Kabbala – Elul 2, 5783/Sábado 19 de agosto del 2023.

¿Impronunciable?

El Texto de Textos nos revela en Éxodo 20:7, “No tomarás el nombre del SEÑOR tu Creador en vano, porque el SEÑOR no tendrá por inocente al que tome su nombre en vano”.

Fuimos creados por la Palabra del Creador lo que significa que nuestro lenguaje debe recrearse en ella y que por lo tanto, no deberíamos usar esta herramienta de vida sino para bien decir de todo lo creado, para alabarle a Él y a Su obra, más contradictoriamente no comprendemos esta máxima y vivimos mal diciendo de nosotros mismos y de Él, razón de peso para que nuestro mundo, que es el producto de esta narración, ya no solo divina sino ahora humana, no funcione como debería y reine el caos de nuestra desobediencia.

Entendiendo entonces el correcto uso de nuestro lenguaje deberíamos igualmente comprender que el nombre de nuestro Creador es demasiado sagrado para decirlo y más a través de una boca que reproduce tristemente todo tipo de impurezas. Bien dicen los estudiosos de estos temas que a duras penas podemos conocer algunas cualidades del Creador y enunciar estas y es por ello, que quienes hablan de casi setenta y dos diversos nombres de Él, nos están expresando de esas formas como de alguna manera lo reconocemos o nos acercamos a esa visión de reconocerle.   

En la Biblia hebrea, está más que claro el nombre del Creador era impronunciable y que por ello al considerarlo sagrado se usan solo algunas de sus muchas características para hacer referencia respetuosa a Él. Se habla de un Creador misericordioso y de uno justiciero en algunos momentos, sin olvidar, que su nombre es indecible y para ello se escriben cuatro letras hebreas: יהוה YHWH, lo que ha hecho que algunas personas lo pronuncien equivocadamente como Yehová, nombre que está conectado con el verbo ser y probablemente significa solo la búsqueda de la esencia de ese ser.

Quienes por el contrario, se expresan hacia Él, como Adonai, obvian que ello significa: mis señores, mientras quien lo llaman Adonai Tzevaot, יְהוָה צְבָאוֹת, palabra que esta más de doscientas  veces en la Biblia hebrea, lo ven como el Señor de los ejércitos, ya que los antiguos israelitas concibieron a ese Creador como el comandante de varias brigadas de soldados celestiales: ángeles, estrellas o las fuerzas de la naturaleza que componen el universo, más todas ellas son características que acompañadas incluso de lugares y momentos le dan incluso otro tipo de perspectiva al significado de una misma palabra.

Perspectiva que desde Génesis, nos revela la forma como los patriarcas Abrahán y Jacob han usado esos diferentes títulos enigmáticos para hacer referencia a su deidad. El concepto de אֵל שַׁדַּי, el Shadai, por ejemplo, tiene varias connotaciones ya que este nombre se compone de dos palabras hebreas: El, que significa Dios, y Shadai, que tal vez está conectado a la palabra שדה sadé, que significa campo. Una referencia a ese Creador revelándose a su pueblo en el desierto. Otra teoría es que Shadai viene de la palabra hebrea שד sábalo que significa: seno, una referencia a un Creador como una figura materna, que nutre y que nos retroalimenta a diario lo que nos denota nuestra dependencia a Él.

El Texto de Textos nos revela en Mateo 5:34, “Pero yo os digo: no juréis de ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono del Creador”.

Oremos, alabemos, bendigamos, agradezcamos.

Mi Kabbala – Elul 2, 5783/Sábado 19 de agosto del 2023.
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