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Mi Kabbala – Elul 7, 5783/Jueves 24 de agosto del 2023.

¿Tribus?

El Texto de Textos nos revela en Deuteronomio 6:7, “y diligentemente las enseñarás a tus hijos, y hablarás de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes”.

La Biblia nos presenta siete grandes patriarcas como son: Adán, padre de todas nuestras generaciones y quien fue hecho a imagen y semejanza del Creador, Enoc, quien fue arrebatado dejándonos dicha esperanza a los creyentes, Noe, quien nos enseñó de la gracia y el perdón a través de la purificación que nos ofrece sumergirnos en el agua lo que para los creyentes es recibir el Espíritu Santo, como también Abraham, quien es el padre de la Fe no solo de los Judíos quienes lo imitan con sus sacrificios, de los Árabes que a través de su hijo Ismael creen en el mismo Creador sino de los creyentes quienes además aceptamos al Mesías como el cordero que nos redime de nuestros pecados.

El quinto patriarca es Isaac quien fruto de su matrimonio con Rebeca, Rivka, ‘רִבְקָה, la cautivadora, nos dejó la hermosa analogía a quienes así lo quieren entender, que la promesa es para todos, salvación que cumplió en carne propia nuestro Señor Jesucristo, sacrificándose por nosotros, por lo que Rebeca nos representa como Iglesia y el criado que la encontró a ella en esos versículos, al mismo Espíritu Santo para que así nos acojamos los creyentes a esa fe y nos preparemos como la novia idónea para la boda con el cordero, quien finalmente integrará en el milenio a toda la familia celestial para retornar al padre.

No perdamos de vista que desde esas históricas enseñanzas Sara esposa de Abrahán es la matriarca que marca el rumbo de Israel, tras una vida de 120 años, lo cual nos denota como pueblo que debemos mantenernos fieles al Creador, hasta que en este paréntesis cronológico terrenal de nuestra historia todo termine y el mismo Señor Jesucristo a través del Espíritu Santo nos rescate para llevarnos al banquete y como iglesia o esposa integremos todos una sola familia dando así cumplimiento a su promesa.    

Por lo cual Jacob, Israel, como pueblo escogido y sus doce hijos, tribus esclavos en Egipto representan nuestra liberación, esa misma que les dio José quien simboliza al mismo Mesías en dichos aspectos, quien debe guiar a esos sus hermanos hacia el retorno a su patria celestial, más aunque es probable que existan visiones diversas al respecto del Plan de nuestro Creador, lo cierto es que las siete parábolas que Él expresó nos dan luces para poder comprender que las siete fiestas Judías, tienen que ver también con la revelación de estos misterios para quienes dejan que el Espíritu Santo les abra sus mentes.

Toda la Biblia debe asumirse como la narración de nuestra historia a través de la cual el Creador no solo nos hace sus hijos, sino que nos permite que nos recreemos en Su obra dándonos una perspectiva liberadora de esta, para dejarnos seguir guiando por su amor el cual nos ofrece si así lo queremos comprender, los detalles no solo de nuestro principio, sino también de nuestro final, siendo nuestra obligación aceptar la invitación del Creador a retornar a su lado, para lo cual contamos los creyentes con el Espíritu Santo.

El Texto de Textos nos revela en Mateo 16:14, “E iban hablando entre sí de todas aquellas cosas que habían acontecido. 15 Sucedió que mientras hablaban y discutían entre sí, Jesús mismo se acercó, y caminaba con ellos”.

Oremos por entender cada vez con mayor claridad los mensajes encriptados de l palabra del Creador.