¿Dadoras?
El Texto de Textos nos revela en Proverbios 14:1, “La mujer sabia edifica su casa, pero la necia con sus manos la derriba”.
Las mujeres han desempeñado un rol protagónico en la historia humana así esos anales no las describan a muchas de ellas en toda su importancia. Moisés por ejemplo no solo dependió de su madre, Jochebed, sino también de su hermana, Miriam, quien le salvó la vida al ponerlo en una cesta de mimbre sobre las aguas del río Nilo. Allí lo recibió la hija del faraón quien lo adopto y protegió. Y más adelante su esposa Ziporá lo refugio en la tierra de Madián. Mujeres que jugaron un rol preponderante en nuestra historia como creyentes.
Todo tiene históricamente una conexión sorprendente y cada mujer en su momento nos aporta en ese crecimiento, es así como Lea le dio a cada nombre de sus hijos un significado profundo y emocional. Rubén por ejemplo רְאוּבֵן deriva de la ra’ah רָאָה, que significa ver, expresión de alegría al ver nacer a una criatura. Simón שִׁמְעוֹן, shemá שָׁמַע que significa escuchar, gratitud de ella por haber escuchado su llanto y la bendijo con un segundo hijo. Leví לֵוִי, conectar, yelave יִלָּוֶה, en la búsqueda que Jacob se conectara con ella. Y Yehudá יְהוּדָה, alabar, odeh אוֹדֶה, cuando ella deja a un lado su frustración y alaba al Creador, quizá por ello el pueblo de Israel se hace llamar Yehudim o hijos de Judá.
Bellas historias que al igual que las de las dos parteras: Shifrá y Puá, nos motivan a seguir al Creador para poder desafiar no solo los edictos del faraón que ordenaba asesinar a todos los niños hebreos, sino a obedecerle fielmente siguiendo esos ejemplos los que han dado millones de madres y mujeres que con su sacrificio y hasta con sus vidas salvaron no solo el futuro del pueblo judío sino de nuestra propia humanidad y de nosotros los creyentes.
De allí que el termino Fe: Yirat Elohim יראת אלוהים, signifique: temor al Creador, como una invitación a no tener miedo o espanto, sino asombro, reverencia, respeto y confianza en Él, quizá por ello nacieron de esas mujeres hombres como Josué, Yehoshua, Eliseo, Elisha e Isaías, Yishaya, nombres que como el de Jesucristo, Yeshua, significan que el Creador salva. Nombres que tienen una misma raíz: Él/Yah), Yesha (ישע), que significa: salvar. Lo cual no es casual, pues cada uno de estos hombres denotan que el Creador nos llama a la salvación ahora y en los distintos momentos de la historia.
Todos somos criados por unas madres que nos inculcaron y formaron para servir, de allí que en cada época, están esas madres, desde cuando Moisés saco al pueblo de la esclavitud Egipcia o cuando Josué llevo a los israelíes a la conquista de la Tierra de Canaán o cuando Eliseo, salvó gracias al Creador al Reino de Israel de los moabitas o cuando Isaías, lo hizo con el Reino de Judá de la invasión asiria, son épocas que se unen a la llegada de Jesucristo cuando se nos salva como humanidad y para ello fue indispensable el vientre de una mujer, el mismo que nos permitió a nosotros ser parte de este mundo.
El Texto de Textos nos revela en I de Timoteo 3:11, “De igual manera, las mujeres {deben ser} dignas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo”.
Oremos para alabar al Creador a través de nuestras madres y mujeres.