¿Plagas?
El Texto de Textos nos revela en Isaías 19:22, “y el Creador herirá a Egipto; herirá pero sanará; y ellos volverán al Creador, y Él les responderá y los sanará”.
Los eruditos consideran que nuestros niveles de desarrollo dependen del deseo de recibir el cual evoluciona continuamente, desde lo físico, enfocándose en lo que el cuerpo necesita para luego pasar por lo mental que vislumbra la necesidad de riqueza y dinero y, finalmente llevarnos a lo espiritual a estar al lado de nuestro Creador fruto que aprendemos que nuestra existencia depende plenamente de Él, de quien necesitamos absolutamente todo. Desde esa mirada la Biblia está llena de simbologías que nos ayudan a comprender estos y otros misterios, algunas de ellas disfrazadas en números y otros signos que nacen de las letras hebreas originales llevándonos así y comunicarnos al Creador orando.
Los diez mandamiento como enunciados que nacen desde la creación del mundo, concuerdan con las diez generaciones desde Adam hasta Noe y luego a Abraham nos llevan a Moisés que con las diez plagas nos traduce las diez Sefirot o emanaciones de la presencia del Creador en este mundo para que con esos conceptos comprendamos la necesidad de obedecer para que esos números, signos o símbolos no sean solo eso, sino que nos denoten la constante presencia del Creador en este mundo en donde la misma naturaleza describe toda esta serie de conceptos que deberíamos atender como señales que con sus destellos llaman nuestra atención para que le conozcamos e integremos a Él.
Diez emanaciones que al igual que esas diez plagas egipcias nos recuerdan la necesidad de mantenernos en un estado de moralidad y fe acorde a lo proyectado por el mismo Abraham, siendo estos mandatos guía para nosotros sus descendientes. Y es que en un mundo idólatra como el nuestro el cual nos distancia del Creador, cada quien tiene su propio dios, y cada una de esas deidades un aparente poder independiente y diferente. Así es como cada cual discute y lucha por su espacio seudo espiritual y nosotros como súbditos estamos abandonados a merced de los caprichos y celos de estos ruines personajes.
Palabras como Néga נגע, llaga, plaga, golpe, choque, parecen de alguna similares a Oneg עונג, placer o deleite, como una forma de recordarnos que si nuestros placeres no nacen del Creador nos pueden generar dolor, para lo cual las plagas nos hacen esa advertencia frente a nuestras pruebas, siendo necesario acogernos a la justicia y piedad divina que nos invita a conocer a nuestro único Creador para que dichas plagas como le sucedió al pueblo Judío de aquel entonces, solo sean una especie de aliciente, de llamado incluso una cura a un tema tan complejo como es la asimilación que nos lleva a adorar falsas deidades.
Las diez plagas, no deberíamos entenderlas como un castigo sino que en su progresión correcta nos denotan el poderío del único Creador y Señor de todo lo creado. Por lo tanto así como la muerte del hijo y del mismo Faraón sirvió como ruptura definitiva de una dinastía que había considerado como propiedad suya a los Hijos de Israel, nosotros probablemente necesitamos romper con todo aquello que nos desvía de nuestro camino original y quizá para ello se hace necesario que sigan aconteciendo este tipo de llamados de atención.
El Texto de Textos nos revela en Mateo 26:31, “entonces Jesús les dijo: Todos vosotros os escandalizaréis de mí esta noche; porque escrito está: Heriré al pastor, y las ovejas del rebaño serán dispersadas.32 Pero después que haya resucitado, iré delante de vosotros a Galilea”.
Oremos para que todo nos denote cuál es el camino correcto a seguir.