¿Transfigurarnos?
El Texto de Textos nos revela en II de Reyes 2:11, “y aconteció que yendo ellos y hablando, he aquí un carro de fuego con caballos de fuego apartó a los dos; y Elías subió al cielo en un torbellino”.
Nuestra materia está formada por moléculas y partículas de energía que con sus elementos y sustancias físico químicas, algunas imperceptibles, se suman para componer nuestros sistemas gracias a un intercambio permanente de información que hace que nuestro ser se transforme permanentemente, así nosotros no nos percatemos de ello. Y aunque nos cueste entenderlo es esa movilidad universal que se da desde la dimensión espiritual la que nos permite ser, debido a que la Luz Divina irradia todo, lo que quiere decir que nos encontramos en continuos intercambios espirituales gracias a nuestro Dador.
Desde esa mirada el concepto de cambio שינוי, reparación, tikún, corrección, se puede asemejar al de trasfiguración por ejemplo, ya que implica entender nuestros seres más allá de lo material y nuestras actuales sesgadas y limitadas percepciones desde una lógica inmaterial y eterna deben lograr transformarse en lo que esencialmente son: almas, para lo cual se hará necesario que nos hagamos conscientes, sometiéndonos a este proceso en donde más que quedarnos en la dimensión de las formas en que asimilamos la vida repensemos el fondo de todo desde nuestra energía o Luz, visionándonos a través de todos esos intercambios en nuestras reales dimensiones de vida.
El mensaje de Jesucristo, de la Ley, de los profetas y de la misma naturaleza nos invita a que cambiemos, nos trasformemos, nos trasfiguremos, a que resignifiquemos todos los conceptos que le dan sentido a la vida, especialmente el del amor para entender la salvación que históricamente aunque ha cogobernado nuestros pensamientos nos hemos preferido distraer en otros intercambios de información de los que también somos parte, pero que no son nuestra esencia así la fisicoquímica de la materia sea la que lidere nuestro sistema nervioso se trata de entendernos integral y holísticamente.
Toda trasformación implica que como creyentes nos busquemos y vinculemos entendiendo nuestras responsabilidades y deberes como un canal que nos posibilita el reconocernos como hijos del Creador y así gracias a ello nos dispongamos a elevarnos por encima de todas esas ilusiones banales mercantiles que nos debilitan y simplemente nos aíslan más de dichos propósitos divinos y por ende de nuestros próximos con los cuales estamos en permanente conexión así no queramos entender ello.
La trasfiguración implica por lo tanto, el comprender la vida aquí y ahora como eterna, al sabernos guiados por quien se hizo hombre para mostrarnos a través de todas esas enseñanzas que no hay contradicciones y que lo que no nos permite vislumbrarnos como seres de Luz son solo llamados de atención para no desfallecer y transformarnos, lo que quiere decir además que debemos tener en claro que en algún momento pasaremos a otro intercambio dentro de esta eternidad, uno diferente a este templo físico en donde su Espíritu hoy nos da movilidad a través de este vehículo corporal.
El Texto de Textos nos revela en Lucas 9:32, “y Pedro y los que estaban con él estaban rendidos de sueño; más permaneciendo despiertos, vieron la gloria de Jesús, y a los dos varones que estaban con Él”.
Oremos para que a diario el mensaje de Jesús nos transforme.