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Mi Kabbala – Nisán 22, 5783/Jueves 13 de abril del 2023

¿Esperanza? 

El Texto de Textos nos revela en Miqueas 7:7, “Pero yo he puesto mi esperanza en el Señor; yo espero en el Creador, mi salvador, ¡Él me escuchará!”

Fuimos hechos a imagen y semejanza del Creador de allí que el concepto de Adam, desde la fusión de las letras hebreas originales nos habla de carne y hueso, siendo dam solo, דם, algo que nos indica de dicha sangre. Líquido que se hace agua corporal fundido al aliento de vida, aire, para denotarnos esa dependencia plena al Creador, la cual se debe reflejar en confianza, esperanza que nos llama a trabajar unidos en pro de nuestra perfección degustando de todo lo que ha sido creado para nuestra coexistencia.  

Todo nos integra y nos denota que debemos hacernos parte y trabajar para ello. Bajo esa mirada no parece lógico que cuando tengamos conflictos lleguemos a perder la esperanza, desanimándonos, lo que solo nos demuestra que erradamente nos alejamos más y más del Creador y su aliento de vida, el mismo que nos acerca al Espíritu Santo recordándonos que Él nos está aguardando, esperando y que es cuestión de calmar nuestra sed de vida con esa agua viva que es Jesucristo nuestro salvador. Se trata de perfeccionarnos lo que se traduce en nutrirnos de Él y gracias a su amor. 

Así que la esperanza, mikve, מִקְוֶה, que viene de la raíz קוה, es ante todo un recordatorio que nos invita a superar nuestra impaciencia, visión que no solo debe aplicarse al día a día sino a nuestra eternidad, en pro de nuestra salvación. Esperar en el Creador implica entonces recibir de Su ánimo y aliento fruto de la guía del Espíritu Santo, quien con su fluir amoroso nos demuestra que solo hay un tiempo presente eterno a través del cual deberíamos vivenciar cada circunstancia e interacción que nos acontece.  

Desde una etimología más profunda se nos recuerda que esa palabra hebrea mikve también significa charco de agua lo cual nos lleva a ese momento inicial de la creación en donde al conjunto de las aguas Él les llamo luego, mares. No es gratuito entonces que el agua sea el recurso más abundante de la tierra y la base de toda vida y que a su vez Él sea nuestro más preciado manantial, lo que implica que si bebemos de esa fuente allí encontramos nuestra más profunda esperanza ya que de Él nace nuestra propia sangre. 

Todo se hilvana en pro de nuestro perfeccionamiento, si así lo queremos comprender, sin embargo es importante que esa espera se convierta en confianza o sea en fe, lo que quiere decir el sabernos eternos y por ende a cada instante gracias a ese mensaje amoroso de Jesucristo compartir con nuestros próximos de ese fluir, comprendiendo que aunque debemos esperar otro tipo de entornos en donde nos percibamos realmente más cerca del Creador, Él siempre estará allí en nuestra sangre, ADN, en nuestro cuerpo, su templo, a través de su Espíritu guiándonos permanentemente.    

El Texto de Textos nos revela Hebreos 11:1, “Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve”.

Oremos para esperar en Él pacientemente.