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Mi Kabbala – Nisán 27, 5783/Martes 18 de abril del 2023

¿Holocaustos? 

El Texto de Textos nos revela en Habacuc 1:30, “¿Por qué me haces ver iniquidad, y haces que vea molestia? Destrucción y violencia están delante de mí, y pleito y contienda se levantan”.

El ser humano producto del pecado ha vivido en medio de peleas, agresiones y conflictos que como la de Caín y Abel o el de David y Goliat han se han generado en las onduladas colinas que separan la meseta montañosa israelí de la llanura costera filistea. Fronteras que representan nuestras permanentes confrontaciones. Raíces que deberían mejor alimentarse del árbol de la vida: Jesucristo, que del conocimiento del bien y del mal. Valle de Elá, אֵלָה, que significa “terebinto” que como aquel en donde Jacob enterró a los dioses extranjeros de su familia bajo el terebinto cerca de Siquem, solo nos invita a que, אל atendamos esa fuerza divina y nos dejemos guiar por ella.

Fuerza que en ocasiones denotamos en otros pero que esta también en nosotros ya que hacemos parte integral de una creación que nos llena de amor, pero que al no fluir en ella vivimos en medio de conflictos que denotan nuestras batallas internas y externas especialmente por nuestras creencias, debido a que no buscamos que prevalezca nuestro único Señor de Israel, Elohim, sino que nos dejamos seducir por los numerosos dioses e idólatras: elim, que hemos perpetuado generando incluso que el pueblo escogido se le persiga por ese monoteísmo, cuando debería más bien admirársele y aprender de ellos. Desde esa mirada la misma naturaleza nos incita a integrarnos y a vivir en armonía.   

No olvidemos que ese pueblo ha sido el que más ha tenido que soportar este tipo de guerras y persecuciones producto de su visión Teocéntrica de la vida, mirada que hace que el día del Holocausto, llamado en hebreo Yom HaShoah, sea más que un día israelí de recuerdo de cuando se levantó el último Gueto el de Varsovia, un día para revisarnos como creyentes para ver si por fin dejamos de agredirnos y empezamos a agradarnos como hermanos, teniendo claro que los conflictos especialmente los interiores son llamados de atención de nuestra alma para que dejemos nuestras egolatrías y amemos.  

Si atendemos el contexto de la palabra holocausto ella nos habla de algo completamente quemado, lo que desde una perspectiva un poco más amplia nos indica la necesidad de elevar nuestra alma a nuestro Creador como incienso grato, y hacer que nuestras buenas obras y el servicio fraternal sea el que aporte en vez de apartarnos como históricamente lo hemos hecho, no solo perpetuando guerras sino convirtiéndolas en nuestra mejor excusa para no atender a un Creador que nos motiva a coexistir armónicamente como su obra.  

Quienes consideran que en la creación los animales fueron hechos por Él casi que completos, mientras que el hombre y la tierra fueron creados en un estado básico y puro, con el propósito de lograr el desarrollo de nuestro libre albedrio a través de esos entornos, ello solo nos debe motivar a coordinar mejor nuestro libre albedrio para lograr que esa voluntad general nos una y trabajemos para alcanzar esa meta trascendente que implica avanzar hacia nuestro pleno potencial, siempre a su lado y bajo su guía, ya que de lo contrario todas nuestras fortalezas descontroladas, solo generan caos y nuevas batallas.

El Texto de Textos nos revela en Mateo 23:37, “!!Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! !!Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!”

Oremos para que logremos nuestro perfeccionamiento.