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Mi kabbala – Sivan 29 – viernes 5 de julio del 2024.

¿Orientación?

El Texto de Textos nos revela en Deuteronomio 5:33, “Sigan por el camino que el Señor su Creador les ha trazado, para que vivan, prosperen y disfruten de larga vida en la tierra que van a poseer”.

Antes de nuestra caída, נָפַל, naphal, fruto de la desobediencia, vivíamos en perfección al lado del Creador, lo que suele ser descrito en textos antiguos como el Mundo Infinito, ya que compartíamos ilimitadamente entre nosotros esa dicha de la armonía, recibiendo de Él, deseo que llevado al egoísmo del pecado nos motivó a ser como Él, intentando contradictoriamente ya no compartir más de sus bendiciones para separarnos y descender a un nivel espiritual bajo que creó una nueva realidad, en la cual coexistimos.

El idioma hebreo como brújula para atender con mayor coherencia las Sagradas Escrituras nos propone una nueva lectura que nos permita que durante nuestro trasegar terrenal busquemos retornar a ese estado original para lo cual nuestro lenguaje finito y limitado actual se debe transforma, vivenciando lo infinito e ilimitado a través de su Palabra, probablemente por ello en algunas expresiones debemos encontrar otro tipo de significados que nos denoten esa profundidad, עֹ֫מֶק, omeq, a través de sus conceptos, los mismos que hemos utilizado para desorientarnos alejándonos de esa otra mirada divina.

Tarea que nos llama a ubicarnos no solo en el tiempo sino en el espacio y que nos obliga a reorientarnos siendo la Biblia esa guía en donde se nos presentan diversos conceptos de los cuales debemos retroalimentarnos, así es que como cuando se nos invita a ir  a Negbá o al sur: Néguev, נֶ֫גֶב, región desértica del sur de Israel, se nos incita a experimentar unas condiciones, mientras que si se nos habla de Yamá, el occidente, hacia el mar, yam, יָם, o hacia Kedmá:  oriente, o incluso hacia Tzafona: norte, montaña de Zafón, se nos reitera con esos puntos cardinales que cada paso nos debe llevar hacia el jardín del Edén, mikedem.

Orientación que le sirvió a Abraham y a su descendencia para ubicar la tierra prometida gracias a la guía de Su Palabra, la misma que nos recuerda que estos territorios no nos pertenecen, que son de tránsito, de allí la importancia que como creyentes evitemos adueñarnos de algunos de estos espacios, ya que solo podemos ser sus mayordomos temporales, orientándonos siempre con esas sus coordenadas celestiales para no aferrarnos así a la tierra del norte tzafona, צָפֹנָה, o la del sur negba, נֶגְבָּה, o la del este, kedma, קֵדְמָה o la del oeste, yama, יָמָּה, entendiendo estos puntos como referencia a nuestras propias extremidades, que nos orientan hacia nuestro templo corporal.

Cada letra de Su palabra nos orienta, no es coincidencia la terminación; ה, como signo que aparece al final de estas palabras que nos reitera gracias a esa simbología que en cualquier dirección que tomemos Él estará ahí con nosotros. Lo que quiere decir que en nuestro trabajo espiritual como creyentes debemos caminar en la dirección correcta interior para realizar acciones conforme a su guía: ayudar, compartir, dar. Orientación que debe ser acorde tanto con nuestras intenciones y deseos y a la vez, con nuestros pensamientos para que encaminemos nuestra conciencia en esa dirección hacia Él, reconectándonos así con el Creador a través de Su obra, retornando a nuestro Edén.

El Texto de Textos nos revela en Gálatas 5:25, “Si el Espíritu nos da vida, andemos guiados por el Espíritu”.

Oremos para que El señor guie nuestros pasos a cada instante.