Mi kabbala – Tamuz 12 – jueves 18 de julio del 2024.
¿Potencialidades?
El Texto de Textos nos revela en I de Crónicas 29:15, “Porque somos forasteros y peregrinos delante de ti, como lo fueron todos nuestros padres; como una sombra son nuestros días sobre la tierra, y no hay esperanza”.
Al hacer un listado de todo aquello que necesitamos depurar en nuestras búsquedas para ser mejores seres humanos, debemos proyectar a través de nuestro lenguaje ese anhelo de alcanzar, gracias a sanas intenciones, la transformación de aquellas situaciones, pensamientos, sentimientos y hasta relaciones que nos están afectando y que seguimos perpetuando erradamente. Así, podremos tomar decisiones sabias que nos lleven a evacuar todo aquello que solo forma parte de un pasado que ya ha transcurrido y que debemos transmutar, para despertar una nueva conciencia, בִּינָה, binah.
Conocer con mayor profundidad los conceptos relacionados con el Árbol de la Vida o Etz Hayim, עץ חיים, fruto de estudios juiciosos de cada letra de este idioma divino, nos recuerda que en ellos están los atributos del Creador. Estos signos nos deben servir de guía en el día a día para nuestro retorno a nuestra morada celestial, ya que representan una especie de organigrama del micro y macro cosmos en correlación con nuestro ser físico, emocional, mental y espiritual. Desde esa perspectiva, cada Sefirá y sus manifestaciones proyectan nuestro potencial.
La gráfica general del Árbol de la Vida nos permite apreciar, desde sus tres columnas principales, más que la distribución de estas diez Sefirot, cada uno de sus pilares y la forma en que podemos alcanzar la armonía en nuestras interacciones. A la derecha está el llamado a aceptar su gracia, a la izquierda el día a día que confundimos con destino, y desde el centro se nos invita a buscar esa armonía de la creación que sirve de puente entre nuestras búsquedas y sus mandatos. Por ello, el término sefer, סֵפֶר, libro, nos reitera que debemos escribir día a día nuestro nuevo nacimiento hacia Él.
Al traslapar esta imagen a nuestro cuerpo, בָּשָׂר, basar, podemos ver, para quienes hablan de chakras, que estos diez puntos energéticos como centros de Su Luz nos llaman simplemente a tomar conciencia de nuestra esencia, naturaleza interna y externa. Esto nos denota cómo cada una de nuestras moléculas y células cumple con ese rol de fluir con la vida acorde a la armonía interrelacional divina que nos cogobierna y que regularmente obviamos al llevar nuestro libre albedrío lejos de la influencia del Creador, generando en todo nuestro ser caos y conflicto.
Somos parte integral de una creación, visión que nos debe incitar a potencializar todos nuestros dones para llamarnos a creer y a crecer, predicando menos y practicando más, gracias a nuevos criterios bíblicos. A través de estos, podemos comprender la importancia personal de tomar conciencia de las manifestaciones divinas y la forma en que podemos activarlas en cada una de nuestras circunstancias cotidianas, siempre buscando vivir de una manera más armoniosa y benéfica para todos. Es nuestra responsabilidad escribir diariamente nuestra vida en las hojas de ese Árbol, עֵץ, ets.
El Texto de Textos nos revela en Efesios 4:10, “el que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo”.
Oremos para que a diario descubramos todas nuestras potencialidades espirituales.