Mi Kabbala – Tamuz 25/Sábado 15 de julio del 2023.

¿Cabello? 

El Texto de Textos nos revela en Levítico 19:27, “No cortaréis en forma circular los extremos de vuestra cabellera, ni dañaréis los bordes de vuestra barba”.

Varios versículos Bíblicos nos recuerdan que cada cabello de nuestro ser es contado por el Creador y bajo esa lógica la misma ciencia nos recuerda que en cada molécula se presenta nuestro ADN, tanto, que existen diversas posturas al respecto del cabello humano, algunas por ejemplo, hacen que las mujeres cubran su cabeza con una pañoleta reflejando con ello su estado social de casada. Otras, no dejan que se le corte el cabello al hijo varón por primera vez antes de los tres años, dejando crecer dos tirabuzones en ambas sienes y otras creencias, buscan crecer la barba en busca que ella una cerebro y corazón. 

Desde esa perspectiva los Judíos nos hablan de los nazareos נזיר, nazir, segregado o apartados, quienes de acuerdo a sus costumbres no debían rasurarse, ello porque el pelo es considerado como una especie de kipá física, corona anatómica de la magnífica creación divina, en donde cada cabello es el último punto de una conexión perfecta con nuestros vasos capilares, llamados así por su parecido diametral con el de un cabello y que cumplen el rol de nutrir de oxígeno y otros componentes esa parte de nuestros seres logrando así el crecimiento de este con un propósito divino muy claro. 

Desde dichas prácticas el voto del nazareo debía cumplir con una serie de rituales y normas para poder considerarles como aptos y todo ello supone una profunda pero elevada experiencia mística, cuyas dinámicas apartaban a estos de la materia física para acercarles más a la esencia divina. Así es como los nazareos de aquellos días lo eran por un período no inferior a treinta días o, por otro lado, toda una vida desde el vientre de sus madres, como fue el caso quizás el más famoso de los nazareos: Sansón. 

Si aprendemos de la misión de los nazareos de no tomar, ni siquiera tocar producto alguno que viniera del fruto sagrado de la vid, de no cortar sus cabellos y no tocar nada que estuviera muerto, fuera animal o persona, más allá de sus complejidades, entenderíamos que cada cabello de nuestro ser le pertenece al Creador y que en cada filamento o molécula hay trasmisión de esa vida. Por lo que si atendemos incluso las sugerencias del Talmud no deberíamos cortar el cabello de los costados que crece entre las orejas y la sien o patillas en cumplimiento de dichos mandatos. 

Son tradiciones es cierto, las cuales transfieren esos 613 preceptos de generación en generación buscando con ello ofrendar sus existencias al Creador en pro de servirle, por lo que nosotros los creyentes así no entendamos la labor de la peiot que se extienden desde la frente hasta detrás de las orejas, incluyendo la sien, estamos llamados a otorgarle a nuestro Padre Celestial lo mejor de nosotros: nuestras vidas, promoviendo con ello relaciones fraternales que eviten si quiera agredir a nuestros próximos, sabiendo que Él si tiene en cuenta cada cabello de nuestro ser, como no cada acción. 

El Texto de Textos nos revela en Lucas 21:18, “pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá. 19 Con vuestra paciencia ganaréis vuestras almas”.

Oremos para que nuestra propia vida sea una ofrenda diaria al Creador. 

Mi Kabbala – Tamuz 25/Sábado 15 de julio del 2023.
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