Mi Kabbala – 15 Shevat 5784 – Viernes 26 de enero del 2024.
¿Redención?
El Texto de Textos nos revela en Éxodo 13:13, “Mas todo primogénito de asno redimirás con un cordero; y si no lo redimieres, quebrarás su cerviz. También redimirás al primogénito de tus hijos”
Poco comprendemos hoy por hoy lo que significa la primogenitura, especialmente porque hemos ido perdiendo ese concepto así como el de familia y todo lo que ello simboliza con las responsabilidades y deberes que nuestra consanguinidad conlleva, el pueblo Judío nos enseña del privilegio de la consanguinidad y además el precio que debe pagar quien tenga cualquier puesto de honor, siendo el primogénito dedicado al Creador como una especie de ofrenda o regalo que denota que solo por gracia de Él nacimos y por ende debemos redimir, פָּדָה, padah, nuestros pecados siguiendo sus mandatos y obedeciéndole.
Perspectiva que para algunos no es más que un rito o una costumbre pero que nosotros los creyentes comprendemos a la perfección gracias a que el hijo primogénito del Creador nuestro Señor Jesucristo fue quien nos redimió como familia, permitiéndonos con su acto de muerte y resurrección que nuevamente todos pudiéramos retornar como hijos a Su lado para lo cual Él encarna al hijo primogénito de la Creación y, por lo tanto, Él es el ser supremo de este universo y la cabeza, רֹאשׁ rosh, de todo lo creado.
No es gratuito que en vida Él siguiera esas costumbres judías, siendo redimido en el Templo de Jerusalén en el trigésimo día de su vida terrenal y fue entonces cuando Simeón proclamó que ese niño: Jesús de Nazaret, era el Mesías. Acto que tiene simbologías especiales para el comienzo incluso de nuestras vidas denotándonos que nuestra verdadera redención se genera al final de nuestras vidas, con la muerte, sheol, שאול, la cual gracias a Él nos permitirá la resurrección, pues Él nos redimió a todos como humanidad.
La palabra hebrea para primogénito es bejor בְּכוֹר, la cual proviene de la raíz BKR בכר termino que en nuestro idioma significa temprano, reflexión que no nos dice mucho sino contextualizamos esa visión en nuestro Señor Jesucristo por lo cual el apóstol Pablo nos recuerda que Él como primogénito de toda la Creación, nos redimió desde antes de nacer, desde el principio de la Creación cuando se proyectó como salvador por lo tanto, desde antes de que alguien oyera hablar de Jesús de Nazaret, el plan de nuestro Creador para la humanidad estaba centrado en su llegada.
Qué bello que atendiéramos de una forma más consciente como creyentes todo lo que nos expresan las Sagradas Escrituras fruto de dejarnos guiar por el Espíritu Santo para que así no nos desviemos con otro tipo de reflexiones que dejan de apuntar a la esencia de todo el evangelio: nuestra salvación, Yeshúa יֵשׁוּעַ y retorno a la casa de nuestro Padre Celestial. Morada que Él nos preparó desde el inicio con su primogénito el cual más temprano que tarde debe reinar en nosotros para que podamos disfrutar de sabernos todos como Él hijos de nuestro misericordioso Rey Celestial.
El Texto de Textos nos revela en Lucas 2:27, “Y movido por el Espíritu, vino al templo. Y cuando los padres del niño Jesús lo trajeron al templo, para hacer por él conforme al rito de la ley, 28 él le tomó en sus brazos, y bendijo al Creador, diciendo: 29 Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, Conforme a tu palabra; 30 Porque han visto mis ojos tu salvación, 31 La cual has preparado en presencia de todos los pueblos; 32 Luz para revelación a los gentiles, Y gloria de tu pueblo Israel”.
Oremos para aceptar la redención que nos ofrece Nuestro Señor Jesucristo.