¿Literalidad?
El Texto de Textos nos revela en Éxodo 34:5, “Y el Creador descendió en la nube, y estuvo allí con él, proclamando el nombre del Creador”.
La Gematría nos habla de letras, números, puntos, planos y sumas para con toda esa simbología describirnos un mundo que con sus dimensiones nos proyecta otro tipo de realidades a medida que se combinan esas visiones con las letras originales del tetragramatron YHVH de las cuales se derivan las 22 letras y los diez puntos que constituyen las formas básicas con las que se consolidó nuestra realidad desde la Palabra creadora, siendo su voluntad que nosotros gracias a esas contracciones y expansiones podamos crear y recrearnos también en dichos signos y su movilidad מוּשׁ mush.
Así es como cada palabra parida desde el alfabeto original Hebreo, se proyecta como una luz que irradia nuestro pequeño universo partiendo para ello de la unión y combinación del nombre HaVaYaH, yód י, he ה, waw ו y he ה, para a partir de allí recrearnos en Su obra y relacionarnos fruto de nuestras diversas formas de lenguaje y sus combinaciones. Desde esa lógica al expresar términos como Lev, corazón, no solo estamos haciendo referencia a un órgano del cuerpo sino a la misma vida, ya que dichos puntos y líneas al estructurarse se convierten en un sistema audiovisual que se transforma en imágenes que moldea nuestras percepciones y mentes fomentando un imaginario: una realidad.
Quienes estudian estos treinta y dos canales semióticos con que cuenta nuestro corazón לֵב lev, hacen una analogía con cada signo lingüístico que se une linealmente para proyectarnos en sus formas e imágenes, más que un lenguaje, un sentido de vida que con sus denominaciones constituyen nuestra realidad, en la cual cada partícula o molécula es un punto de luz que con sus movimientos lineales dentro de nuestro plano o dimensión mental nos proyecta apartes de toda la Creación la que por nuestras abstracciones y limitaciones no logramos explicar, más si recrear a través de nuestras interpretaciones hasta acercarnos conscientemente integrándonos a través del lenguaje Divino al Creador.
Cada uno de esos destellos semióticos destila esa Luz como reflejo de la Palabra original, la que vamos reconociendo lentamente como fuente de vida y por ende referencia e influencia para nuestras interacciones e interrelaciones, siendo para ello necesario que el Espíritu Santo y Su Halito de Vida, tome nuestro recipiente corporal y vaya quitando el velo mental que nos genera la oscuridad del pecado y que hoy cubre nuestra alma, por lo cual no logramos percibir ese todo, requiriendo de una especie de puente o transformador para que así esa Luz nos guie y no sigamos negándonos a dichos cambios Hapak הָפךְ.
Nuestro diario trabajo requiere para retornar a su lado que esa nuestras palabras sean de bendición y que lentamente ese lenguaje logre hacernos conscientes de nuestras inconciencias, iluminando nuestras coexistencias para que solo deseemos ratzah רָצָה acercarnos a Él alejándonos de nuestros pecados gracias a esos nuevos conocimientos que nos distraen en lo mundano concentrándonos en las manifestaciones del Creador, las cuales nos llevan a tener una mayor interacción con Él.
El Texto de Textos nos revela en Apocalipsis 13:8, “y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo. 9 Si alguno tiene oído, oiga”.
Oremos para que aprendamos a percibir otras dimensiones de vida.