¿Conocer?
El Texto de Textos nos revela en Job 17:10, “pero volved todos vosotros, y venid ahora, y no hallaré entre vosotros sabio”.
El concepto de conocimiento regularmente se ejemplariza a través de la proyección de un rayo de luz que al ampliar su cono de acción da claridad al espacio, permitiendo capturar de mejor forma las partículas o información que hacen parte de ese entorno, por lo que entre más luminosidad, más reconocimiento, propuesta que explica nuestra necesidad de adquirir e intercambiar más de esa información iluminando con ella nuestra mente oscura siendo por ende esa Su palabra la que con sus chispas de Luz nos posibilita no solo un mayor entendimiento sino el integrarnos a Él para que su mano יד, nos guie.
Probablemente por ello en yidis, האַנט, como puntero ritual judío, para leer la Torá, sirve más que para la lectura de los rollos de pergamino para denotarnos la necesidad que sea Su Luz revelada en cada palabra la que nos de una relectura de nuestras coexistencias para que así nuestra mal llamada creatividad nos enseña a no seguir siendo alucinados por nuestras ignorancias y desinformación, reconociéndonos finalmente como hijos del Creador siendo útiles a su obra gracias a unos dones que debemos usar correctamente para que nuestros actos volitivos nos muevan hacia una armonía universal que depende de Él.
Los estudiosos creen que cada experiencia propia o ajena, producto de nuestra apertura perceptiva y reflexión permanente, se traduce en iluminación para esa creatividad la cual nos debe conducir si somos sapientes a través del nivel Jojmá del Árbol de la Vida, en pro de integrarnos a través de esos conocimientos divinos que son sus preceptos y mandatos con esa fuente amorosa que es nuestro Creador, para lo cual el manual de vida, la Torá, en sus 613 mitzvot nos proyecta pilares de luz que desde la lógica de dichas sefirot conectan nuestra cabeza, techo o keter con el piso maljut מלכות o sea nuestro libre albedrio.
Cada letra como precepto de la Biblia contiene esa Luz que se nos manifiesta para que transformando está en información encontremos en todo lo que se encuentra alrededor y percibimos la posibilidad de asumir voluntariamente esa visión unificadora, lo que explica que todo está allí para guiarnos nuevamente hacia la voluntad de nuestro Creador y Rey de Reyes, siendo obligatorio que esa Chokmah, Sabiduría, חכמ que está situada en lo alto de la columna derecha del Árbol de la Vida, oriente nuestra Creatividad canalizando ese fluir hacia esa Luz Superior y no, hacia nuestros milenarios distractores: desconocimientos que no promueven la armonía de vida y solo nos llenan de más y nuevas alucinaciones.
Salomón שְׁלֹמֹה Šălōmō, pacífico, nos llama a los creyentes a usar nuestra capacidad intelectual y conciencia para paladear de esa Luz Superior gracias a reconocernos a traves de nuestros saberes, despertando más que nuestra creatividad nuestra alma, para crecer integralmente y con ello acercarnos más hacia dicho ideal supremo, siendo la lectura y estudio de la Biblia, la oración, la guía del Espíritu Santo, el ayuno y la caridad insumos que nos aportan esos destellos lumínicos que deben retroalimentan nuestros seres para así pasar de una inteligencia que solo alimenta la memoria, a una sabiduría divina.
El Texto de Textos nos revela en Santiago 3:17, “Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. 18 Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz”.
Oremos para que día a día el Creador nos ilumine con su sapiencia.