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Mi Kabbala – 16 Shevat 5784 – Sábado 27 de enero del 2024

¿Entendemos?

El Texto de Textos nos revela en Jeremías 29:11, “Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza”.

La Biblia תּוֹרָה Torah como Manual de vida tiene en su todo, las lecciones de vida que necesitamos para no perdernos en medio de un mundo que disfrazado de racional nos marcó un rumbo pecaminoso, que desde nuestro inconsciente, opaca incluso lo que nos dicta nuestra propia conciencia. Desde dicha perspectiva cada letra o signo en ella plasmado tiene grandes cosas que aportarnos así nuestra ignorancia nos lleve a quedarnos solo con algunos mensajes y en algunos casos con las promesas que de allí se desprenden.  

Entre más leemos y profundizamos en las enseñanzas que nos ofrece la Biblia más comprendemos lo gratificante que es el ser guiados por sus preceptos y aunque en sus versículos podemos encontrar diversas interpretaciones de acuerdo a los contextos en que nos encontremos producto incluso de nuestros sesgos y visiones amañadas fruto incluso de un lenguaje limitado y finito, que no logra lógicamente denotarnos todas la sapiencia que nos dejó allí el Creador, es necesario que busquemos del Espíritu Santo para ello, más no por ello podemos negar sus aportes y abrir nuestro entendimiento בִּין bin. 

Desde esa mirada fechas, lugares y sobre todo nombres tienen gran información para revelarsernos, información que se oculta incluso en la personalidad de esos seres a los que se les otorgó esa noble tarea de guiarnos y dejarnos en sus legados pautas de vida que debemos tener en cuenta. Es así como Isaac o Moisés, u otros menos conocidos como Amiel, Ammî’êl  עַמִּיאֵל, pueblo del Creador, nos denotan en su todo, esa totalidad divina que en su esencia nos llama a la obediencia y a vivir conforme a sus preceptos y mandatos.

Nos cuesta comprender esa otredad trascendente que, aunque reconocemos como señales, oth, אוֹת, de nuestro Creador nos parecen lejanas, cuando están ahí en todo y en todos clamando para que nos dejemos guiar, mientras nosotros distraídos en nuestras búsquedas inconscientes preferimos atender a todo aquello que contradictoriamente nos aleja más y más de Él. No es gratuito que incluso los mismos discípulos cuando se encontraron a nuestro Señor Jesucristo resucitado no le reconociesen ya que no entendían el por qué y para qué de su muerte en la cruz, como tampoco el mensaje de salvación que se encuentra en cada línea de la Tora. 

Mensaje que hoy tampoco parece comprendemos ni atendemos muchos los creyentes y que nos obliga a seguir buscando no solo en los textos Bíblicos sino en nuestros corazones esas otras enseñanzas que nos aporten en nuestra transformación y posterior reencuentro con el Creador o de lo contrario por más que queramos racionalmente comprender lo que se nos esta insinuando no lo lograremos. Desde dicha perspectiva no solo se trata de releer el Texto de Textos, de orar, sino de dejar que sea el Espíritu Santo quien nos aporte iluminando nuestro entendimiento para que atendamos lo que allí se enseña Torah o תּוֹרָה.    

El Texto de Textos nos revela en Juan 11:25, “Entonces Jesús le dijo: —Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá, aunque muera; y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás. ¿Crees esto?”

Oremos para que el mismo Espíritu Santo nos guie iluminando nuestra conciencia.