Mi Kabbala – 2 Kislev 5784 – Jueves 16 de noviembre del 2023

¿Desierto?

El Texto de Textos nos revela en Ezequiel 34:11, “Porque así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo, yo mismo iré a buscar mis ovejas, y las reconoceré”.

El concepto de desierto, מדבר a los creyentes nos invita no solo a visionarnos en un espacio territorial en donde nuestras vidas no pueden desarrollarse de la manera normal como mercantilmente lo esperamos y por ende, a vislumbrar en ese inhóspito escenario unas nuevas condiciones de sobrevivencia, necesitando de la guía y mirada el Creador que como agua de vida nos alimenta y alienta, lo que indica nuestra dependencia plena de Él, no es gratuito que en esos escenarios sea donde más Luz se recibe convirtiendo está en calor.  

Así que debemos mirar más allá de las dumas y de los peligros del desierto plagado de escorpiones עַקְרָב acrabbim, donde hay pocas posibilidades de subsistencia, para asumir otro final, distinto, en donde dicho recorrido aparentemente interminable que llevo al pueblo de Israel a deambular por 40 años por el Sahara hasta atravesar el Sinaí de apariencia caliente, seca y estéril, nos lleve a la vida, la eterna, esa que se nos revela al final el cómo deambular confiadamente de la mano del Creador por dichos senderos. 

Quizá por ello los pastores beduinos que viven en el Sinaí son maestros de la subsistencia en el desierto y por siglos han pastoreado grandes rebaños de cabras y ovejas, conviviendo solos con sus animales, recorriendo el territorio en busca de arbustos y matorrales, lo que llevado al idioma hebreo מִדְבָּר midbar, nos explica mejor dicho concepto a nosotros como creyentes como una necesidad de ser esas ovejas despistadas que se dejan guiar por su Creador mientras pasan por este plano terrenal inhóspito en el cual sin Él nos llenamos de más miedos, insatisfacciones e incertidumbres.  

Rubén ראובן‎ Rŭʾūḇēn, ver-hijo, es quizá ese ser que al igual que nosotros no comprendió lo que significaba ser hijo del Creador, obviando que Él es nuestro pastor, mientras nosotros parecemos de otro rebaño, lo que como visión nos llama a no necesitar de 400 años de brutal esclavitud, para liberarnos sin tener que atravesar por dicho desierto y más bien pasar a Canaán, la tierra prometida, ya que estamos listos como rebaño a someternos a su voluntad y guía en pro de nuestra recuperación espiritual, siendo el desierto de nuestro día a día el mejor escenario para aprender, pastar, alistarnos e incluso descansar y tras dicho proceso cumplir ese plan divino que nos llama a escucharle.

Parece que nadie quiere pasar por dichos desiertos, más, cuando nuestro libertinaje y desobediencia nos impiden entender lo que significa ese camino espiritual para acceder a Su sabiduría, así que en este desierto terrenal podemos crecer tal como lo describe el Midrash, מדרש‎, hefker, que nos proyecta como seres completamente libres y abiertos a hacer cualquier cosa que deseemos suponiéndonos sin dueño o custodio, lo que hace que ese prerrequisito de tránsito sea el que nos posibilite un verdadero crecimiento espiritual y una conexión con el Creador, superando nuestro ego y las preocupaciones de si alguien nos hizo o no nos hizo algo, sin enojos con otras personas, porque no actuaron como queríamos, dejando de ser hefker, al igual que el desierto para sabernos hijos del Creador.

El Texto de Textos nos revela en Juan 10:11, “Yo soy el buen pastor; el buen pastor da su vida por las ovejas”.

Oremos para dejarnos guiar por nuestro buen pastor en este desierto terrenal.

Mi Kabbala – 2 Kislev 5784 – Jueves 16 de noviembre del 2023
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