Mi kabbala – 29 Iyar – miércoles 5 de junio del 2024.
¿Fortalezas?
El Texto de Textos nos revela en Éxodo 23:25, “Adora al Señor tu Creador, y él bendecirá tu pan y tu agua. Yo apartaré de ustedes toda enfermedad”.
Estar sano es más que una condición física o mental sino integral que pasa por lo interrelacional y lógicamente lo espiritual, lo que nos lleva a comprender que nuestra vida le pertenece al Creador siendo el cuerpo Templo de Su Espíritu, mayordomía que nos llama a nacer de nuevo a la eternidad, por lo que no tenemos derecho a lastimarlo de ninguna manera, debiendo retroalimentarlo y nutrirlo de la misma Creación, lo que explica que es Él quien nos da esa energía y fortaleza necesaria, lo que se traduce en que la palabra jisun חיסון, vacuna, que viene de la raíz hebrea HSN, חסן nos llame más que a ser fuertes a confiar reconociendo que es Él quien fortalece nuestro sistema inmunológico.
Siendo Él nuestra fortaleza, atender el ser a Su imagen y semejanza implica que incluso el cuerpo material contenga Sus propósitos, lo que se traduce en la imposibilidad de mutilarlo, incluso de tatuarlo y de generarle al cuerpo algún tipo de situación que le ponga en peligro. Desde esa mirada conceptos como proteger, שָׁמַר, shamar, nos llaman a trascender los espacios físicos de nuestro ser más allá de la mirada diaria de higiene para aprender a convivir con todo y con todos, evitando con ello agredir a esos otros, en la búsqueda entre otras que no seamos agredidos de ninguna forma por ellos.
Quienes suponen anticuadas, las prohibiciones de cremación, por ejemplo, obvian que en la Biblia queda claro que aunque ese cuerpo será devuelto al polvo, nuestra alma, no. Es por ello, que algunas tradiciones celebran en el mes de Iyar, segundo mes contando desde la salida de Egipto de los judíos, una festividad dedicada a pensar en nuestra salud y la sanidad. Visión que es representada por el signo de un toro pastando, en donde este animal se satisface con el alimento que le da el campo, lo que combinado a este mes de sacrificios se convierte en nuevas oportunidades en donde deben primar los valores intrínsecos y la salud, יֵ֫שַׁע, yesha, gracias siempre al sustento de nuestro Creador.
Salud, que es el resultado de una vida coherente y consecuente con los mandatos divinos lo que implica enfocar todas nuestras búsquedas y deseos hacia esa Luz que nos guía para trascender con Él a la eternidad, quizá por ello, las iniciales de Iyar en hebreo forman la frase Ani Hashem Rofeja, אֲנִי יְהֹוָ’ה רֹפְאֶךָ, que quiere decir que “Él es el que puede curarnos y sanarnos”. Si Él es nuestra fortaleza, lo que nos invita a orar y pensar en el propósito de lograr a diario nuestro bien estar retroalimentarnos armónicamente de la creación, tal como Él nos lo indica, lo que significa también el alimentarnos y acercarnos más y más a Él.
Job, איּוב, nos habla de lo sano, בריא, barí, el crear, לברוא, el traer a la existencia, el valorar nuestro ser como un todo, cuerpo, que a su vez como templo para el Espíritu nos incita a evitar seguir contaminándonos interna y externamente con todo tipo de impurezas, proponiéndonos así asumir la búsqueda de lograr una armonía integral, asumiendo como propósito de vida el mantener unos diarios cuidados personales integrales ya que estos son desde nuestra espiritualidad los que nos llenan de confianza sobre Él como nuestra única guía y fortaleza.
El Texto de Textos nos revela en Santiago 5:15, “Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados”.
Oremos para que cuidando a diario nuestra salud Él nos proteja.