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Mi Kabbala – 5 Tishrei, 5784 – Miércoles 20 de septiembre del 2023. 

¿Ayunar?

El Texto de Textos nos revela en Isaías 1:18, “venid luego, dice el Creador, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. 19 Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra”.

Nuestra realidad es espiritual pero la percibimos como material debido al pecado, siendo necesario que nuestras almas se integren a través del Espíritu Santo a esa totalidad, para lo cual el ayuno nos aporta insumos en ese sendero en donde descubrimos que necesitamos más del alimento espiritual, Su palabra, Tzum, la misma que nos propone entender el perdón divino a través de Su misericordia, ya que tsadi ם como primera letra de este palabra representa la corona de justicia, Kéter, el servir a otros, siendo Vav ו como segunda letra una motivación para integrarnos como próximos, mientras que men צ, como tercera nos reitera que hay cosas más importantes que el alimento físico.

Nuestro bienestar, es el estar a Su lado, por lo cual el ayuno es más que un ritual en donde llenamos esa sensación de vacío de esa Fuerza Superior logrando reflexionar además en lo que realmente nos falta: ese atributo divino que implica el entregarnos a Él. Bien se dice que el ayuno nos llama a restringir nuestros fragmentados deseos חֲשָׁקִים, privándonos de esos placeres mundanos, enfocándonos en transformar todos esos comportamientos egoístas que nos lideran. Quizá por ello los judíos que usan ropa de color blanco, nos están indicando que todos nuestros deseos se deben envolver con la Sabiduría eterna.

Nuestra alma busca retornar a ese elevado estado espiritual en pro de un encuentro intimo con el Creador, por lo que toda restricción y corrección es necesaria para integrarnos a Él a través de Su obra, quizá por ello seres justos como Esdras, Ezrá עזרא, ayuda, nos recuerdan la importancia de la oración, de confiar plenamente en Su guía, especialmente en momentos de prueba, hasta comprender que Él tiene el control de todo, lo que implica que en toda circunstancia podemos encontrar esos propósitos aleccionadores.

Cada oración, acto de perdón o  ayuno debe integrarnos al Creador y a su obra, por lo tanto, cada letra, cada signo, cada palabra, cada sendero Sefiritico nos llama a vivenciar ese diario proceso espiritual de crecimiento: Tikum, en donde debemos redescubrir a cada instante el amor del Creador en nuestro interior, logrando a través de ese fluir divino el sabernos partes de un todo, lo que se traduce en aportarle a quienes nos necesitan y no a apartarles, lo que implica que al ayunar debemos visionar esas oportunidades de corregirnos hasta poder luego ayudar a corregirse a esos otros próximos a través de nuestro ejemplo.

Nuestro Señor Jesucristo nos permite hoy comprender de esa misericordia divina, Jésed חסד, fruto de su grandeza, la cual no anula el juicio final, Gevurá גבורה​, que con su fuerza, nos llama a superar todo aquello que producto de los egoísmos del pecado nos sigue alejando de ese fluir amoroso por lo cual para corregir y enmendar nuestro proceder incoherente debemos nutrimos de Su Palabra, llenándonos de intenciones, deseos, pensamientos, emociones, palabras, interacciones e interrelaciones que fluyan en pro de un bienestar común acorde a esa armonía divina en la cual coexistimos.

El Texto de Textos nos revela Hechos 14:23, “después que les designaron ancianos en cada iglesia, habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído”.

Oremos para convertir nuestros ayunos en acciones de amor.