Mi Kabbala – 6 Tishrei, 5784 – Jueves 21 de septiembre del 2023.
¿Crear?
El Texto de Textos nos revela en Eclesiastés 3:1, “Él hizo todo hermoso en su momento, y puso en la mente humana el sentido del tiempo, aun cuando el hombre no alcanza a comprender la obra que Él realiza de principio a fin”.
Para crearnos se generó un espacio de contracción divina, que similar a nuestra mente, no recibe plenamente toda la Luz Superior que llena todo, más en ese espacio se inactiva, sin afectar ese Ein Sof אין סוף o Infinidad, esa que no tiene ni principio, ni fin, pero a raíz de Su voluntad simple, surge allí ese deseo de crear los mundos y de emanarnos a Su imagen y Semejanza trayendo a la luz la perfección de Sus actos, para lo cual surgió de Él la Palabra, que con sus movimientos nos reproduce más que unos nombres o denominaciones, una realidad, que nosotros como seres creados interpretamos de una forma, generándose así una restricción del Infinito en sí mismo, un punto medio, en Su centro.
Al apartar esa Luz hacia los costados se cree que alrededor de ese punto se generó una realidad finita en donde esa Voluntad nos colocó, espacio libre o vacío que tuvo lugar para los emanados y del cual surgió una sola línea Suya, de arriba abajo, Haz de Luz אור que se descuelga para que dentro de ese espacio y a través de esa línea Él emanara, creara, formara e hiciera todos los mundos, enteramente, misterio del cual poco entendemos y del que hacemos tan solo una pequeña referencia conscientes ya que no hay ninguna mente creada que pueda asimilar esta verdad, ya que Él no tiene lugar, ni límite, ni nombre.
Maljut מלכות, como dimensión física que nos presenta, nos proyecta los aspectos tangibles de esa realidad, de allí que esta Sefirá nos permita como sendero el percibir la materia, obviando que todo es en esencia fruto de nuestro lenguaje finito y limitado, lo que significa que solo percibimos un pequeño porcentaje de la realidad total, en un mundo de la Acción que es más de la ficción en donde esos movimientos físicos como caminar, dormir, comer, trabajar, bailar, hablar, actuar, nos hacen que impere más en nosotros un deseo, una expectativa, una visión: la de recibir, alejándonos así aún mas de esa Fuente de vida.
Sansón, shemesh שמש, como nazareo נזיר, nazir, separado, es quizá el mejor ejemplo para que entendamos cómo los deseos fragmentados mundanos egoístas nos dominan y aunque en el fondo hacen parte del gran deseo de integrarnos a Él, necesitamos a través de Su obra el convertirnos en cocreadores proactivos de toda Su realidad, siendo la oración la herramienta más eficaz para provocar esas transformaciones interiores que nos permitan alcanzar esa mejor comprensión para la integración de nuestra alma con su Haz de Luz dentro de nuestra mente contraída, siendo Su Espíritu el enlace fundamental para que ese deseo de recibir nos lleve a compartir para hacernos receptores vinculantes.
Bará בָרָָא, crear, como tarea nos llama no solo a recrearnos en lo creado sino a usar nuestro lenguaje para alcanzar una correlación entre cada letra de tal forma que esas combinaciones nos aporten en vez de apartarnos fruto de nuestros desconocimientos, los mismos que son insuficientes para reconocer el valor de Su Palabra en nuestras vidas, manteniéndonos así en el punto más alejado de dicha Luz que prima en nosotros, proyectando una sensación de vacío que reproduce deseos egoístas, que en nuestras confusiones queremos llenar con alucinaciones, cuando solo Él puede llenarnos.
El Texto de Textos nos revela en Hebreos 3:4, “Porque toda casa tiene su constructor, pero el constructor de todo es Él”.
Oremos para que se incremente el deseo de conocerle y reconocernos en Él.