Mi Kabbala – 7 Iyar – martes 14 de mayo del 2024.
¿Ungidos?
El Texto de Textos nos revela en Lamentaciones 4:20, “El aliento de nuestras vidas, el ungido del SEÑOR, fue atrapado en sus fosos, aquel de quien habíamos dicho: A su sombra viviremos entre las naciones”.
A diario se nos habla del Mesías: el Salvador o Redentor, sin embargo, existen conceptos variados al respecto, que van desde la visión de el mismo Creador humanándose como lo aceptamos los creyentes, hasta un rey ungido por el Creador, humano, que como David, heredará el trono para ser guiado por el mismo Creador y posibilitar un reinado lleno de paz y prosperidad en este mundo. Conceptos que no desdicen los unos de los otros, pero que si nos invitan a comprender que nuestro único rey, señor y redentor es el Creador, el cual debe cogobernar, מָשַׁל, mashal, todos nuestros actos cotidianos.
Para poder comprender mejor esta visión en donde nuestro Señor Jesucristo representa tanto al Creador humanándose, como al rey, descendencia de David, que anhelan algunos Judíos, se hace preciso entender que así como en el antiguo Israel, se solicitó al Creador a través de los profetas un rey humano, y ellos asumieron la costumbre de coronarles, no tanto con joyas en su cabeza sino con aceite, derramándole este sobre ellas, todo ello hace parte de ese ritual sagrado que nos lleva al meshija משיחה o ungido, quien como concepto superior nos habla de otro tipo de rey que fuese llamado y aceptado como tal por todo la humanidad: el mashiaj משיח o el ungido.
En el caso de nuestro Señor Jesucristo el cual para algunos judíos, no cumplió con esta u otras premisas premonitorias, fue una mujer María quien dejo sus labores por las que le reclamaba su hermana Marta, para tomar el lugar del profeta, debido a que ella esperaba con fervor la llegada prometida del rey redentor, descendiente de David, por lo cual mientras cenaban en casa de Simón, el leproso, en Betania, derramó sobre la cabeza de nuestro salvador un frasco entero de un caro aceite perfumado. Y aunque quizá los asistentes no entendieron el por qué María hacia esto, ella sabía que debía ungirle, מָשַַח, mashaj.
El Creador sabe el cómo y el para qué de algunas cosas y ese acto sencillo de María cumplía por lo tanto con dicho presagio mesiánico ya que solo ese aceite, el más preciado, perfumado con nardo, sería el adecuado para aquel Ser que se humano para salvarnos y denotarnos que con su reinado transformaría nuestras realidades. Y aunque aún se mantiene el paréntesis de misericordia creado por Él para que todos nos acojamos a su reinado, llegará el momento en su segunda venida en donde cumplirá con todas las visiones mesiánicas especialmente las judías, קָוָה, qavah, esperar.
Los creyentes como María, מרים, estamos llamados a empoderarnos reconociéndole como nuestro Mesías, rey y señor, ungiéndole con el aceite de nuestro amor, entendiendo que otros que están más apegados a sus razones y creencias que al Espíritu Santo no tendrán el valor para proclamarle como el Mesías. No podemos olvidar que ese mismo termino hebreo, se convirtió luego en la palabra griega christos, por lo cual los seguidores de nuestro Señor Jesucristo somos llamados cristianos.
El Texto de Textos nos revela en I de Juan 2:20, “Pero vosotros tenéis unción del Santo, y todos vosotros lo sabéis”.
Oremos para ungir con nuestro amor al Creador.