Mi Kabbala – Av 26, 5783/Lunes 14 de agosto del 2023.

¿Esperanza? 

El Texto de Textos nos revela en Jeremías 2:13, “Porque dos males ha hecho mi pueblo: me han abandonado a mí, fuente de aguas vivas, y han cavado para sí cisternas, cisternas agrietadas que no retienen el agua”.

En hebreo esperanza, mikve מִקְוֶה, de la raíz KVH קוה, significa impaciencia, lo que puede enseñarnos que para ser pacientes y esperar la salvación del Creador debemos consolidar esa virtud, asumiendo que nuestro Creador Mikve Yisrael es la Esperanza de Israel o sea también nuestra esperanza como pueblo. Los eruditos nos dicen que el concepto hebreo mikve también significa charco de agua, lo que llevado al génesis de nuestra creación, nos presenta ese conjunto de las aguas, mikve mayim o mares que consolidan nuestras existencias, recordándonos permanentemente que ese abundante charco de agua salada esta allí para vislumbrarnos que tenemos una esperanza de vida. 

No es gratuito que nos guste tanto el mar y degustar en sus playas y que sea este líquido vital el que no solo nos refresque sino el más indispensable alimento para conservar nuestras vidas. Desde esa mirada esa combinación de hidrogeno y oxigeno también contienen el hálito del vida del Creador que le da a nuestras coexistencias la fuerza necesaria para nuestra motricidad y a la vez la bella posibilidad de limpiarnos, tanto de nuestras impurezas, como en un sentido espiritual amplio y más puro, de nuestros pecados al sumergirnos en ella haciéndonos nacer de nuevo.    

El agua es el recurso más abundante de la tierra y la base de toda vida y en ella se encuentra el origen de todo lo que existe en nuestro planeta, siendo nuestros mares a la vez quienes nos recuerdan que tenemos un Dador y que Él es nuestro más preciado manantial y que por lo tanto, es Él nuestra más profunda esperanza. Perspectiva que nos expresa también la necesidad de ser pacientes durante el trascurso de esta vida para lograr nuestro reencuentro con Él mismo atendiendo que Él es el agua de vida eterna.   

Todos los tiempos por difíciles que nos parezcan nos motivan a consolarnos en la certeza de que Él es nuestra esperanza y que sus promesas nos están aguardando, de allí que Él mismo nos garantiza la vida eterna. El nuevo Testamento nos recrea ello en diferentes pasajes, especialmente cuando nuestro Señor Jesucristo fue expulsado de Nazaret y se traslada a una humilde aldea de pescadores llamada Cafarnaún, Kfar Nahum, que significa aldea de consuelo, nombre apropiado porque fue allí donde Él realizó sus primeras sanaciones durante su corto ministerio público, al punto que el mismo evangelista califica dicho entorno como la propia ciudad de la salvación.

Así que mientras en este plano terrenal degustamos del agua para retroalimentar nuestros días, en el plano espiritual esos ríos de agua viva que nos ofrece nuestro Señor Jesucristo a través del Espíritu Santo nos invitan a beber de sus manantiales amorosos de paz y armonía cada que nos sintamos cansados y desanimados, fruto de nuestras complejas relaciones cotidianas embebidas en pecados, siendo ese fluir nuestra esperanza para no desfallecer, comprendiendo que este paso terrenal es solo la preparación para la eternidad.     

El Texto de Textos nos revela en Apocalipsis 22:17, “Y el que tenga sed, que venga; y el que quiera, que tome gratuitamente del agua de la vida”.

Oremos para que el agua de vida que nos ofrece nuestro Señor Jesucristo sea nuestra esperanza diaria. 

Mi Kabbala – Av 26, 5783/Lunes 14 de agosto del 2023.
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