MI kabbala – Av 27, 5783/Martes 15 de agosto del 2023.
¿Milenio?
El Texto de Textos nos revela en Génesis 2:3, “El Creador bendijo el séptimo día, y lo santificó, porque en ese día descansó de toda su obra creadora”.
Hay diversas explicaciones al respecto de por qué el epicentro de la actividad sanadora de nuestro Señor Jesucristo fue la sinagoga de Cafarnaún y aunque mucho se nos habla al respecto de este lugar, vale la pena enfatizar que esa sinagoga o beit knesset בית כנסת, en hebreo como casa de reunión, es el espacio en donde los judíos galileos se reunían a orar, en vista de que el viaje al Templo en Jerusalén era muy largo. Espacio que a nosotros como creyentes nos invita también por analogía a ser firmes en nuestras oraciones y depender de ellas como fuente de cercanía y comunicación con nuestro Creador.
No es gratuito que en ese lugar nuestro Señor Jesucristo, realizara una buena parte de sus milagros, siendo uno de ellos, aquel en donde sano al hombre que tenía el espíritu impuro, uno de aquellos milagros que la misma arqueología ha ratificado, quienes lo desmienten sin embargo, obvian que allí quedo intacto aquel edificio donde según los evangelios acontecieron estos hechos. Desde esa mirada las sinagogas o iglesias han cobrado con el paso de los años un gran valor no solo como lugares de culto, sino también como escuelas para aprender y enseñar al respecto de la palabra del Creador.
El mismo pueblo Judío siempre las ha usado para estos fines, lo que hace que estos entornos sirvan para enseñar la Torá y escuchar las instrucciones morales de aquellos maestros carismáticos a los cuales el Espíritu del Creador toca para que nos instruyan conforme a sus preceptos y mandatos. Quizá por ello el séptimo día, Shabat o día de reposo es tan importante para nuestras coexistencias, ya que ese día que tiene el sello divino más característico de la creación, como un día santificado de descanso tiene como objetivo que nos acerquemos al Creador escuchando de Su palabra la cual nos guía a cada instante.
Ese es el día santo del Creador, el día en que se nos ordena dedicarnos a Él, lo cual analógicamente es la mejor forma de ordenar nuestras vidas, fruto que escuchamos la Palabra del Creador con sus mandatos y preceptos como eje central de nuestras coexistencias. Ese día además podemos entender la confirmación de la alianza de nuestro Padre Celestial con nosotros y por ende incluso es una fecha en donde podemos conmemorar nuestra creación y así el sabernos parte de tan magnánima obra. De allí el profundo significado profético del séptimo día el cual se origina en el mismo Creador.
El pueblo Judío en este día de Shabat canta las canciones, Salmos, durante buena parte de la noche en todos sus hogares, tanto, que lo respeta como día de descanso siendo para ellos un día glorioso. El mismo Mesías nos enseñó como promesa que toda la creación encontrará su descanso, por ello, quienes traducen que un día para el Creador son como mil años para nosotros, aseguran que los seis milenios de historia de acuerdo al calendario Judío culminarán con el séptimo milenio de descanso, conocido como: era mesiánica, que inicia con el calendario hebreo en el año 6000. Por ello la palabra שַׁבָּת Shabat gramaticalmente se relaciona con palabras como cese y descanso. Por lo tanto, cada Shabat se convierte en un atisbo o indicio del descanso de la Era Mesiánica.
El Texto de Textos nos revela en Hebreos 4:11, “Esforcémonos, pues, por entrar en ese reposo, para que nadie caiga al seguir aquel ejemplo de desobediencia”.
Oremos para poder reposar a diario en el Creador.