¿Viento?
El Texto de Textos nos revela en Isaías 61:1, “El Espíritu del Señor omnipotente está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres”.
Algunos estudiosos de la Palabra del Creador nos dicen que Él está en el viento o por lo menos, que allí esta su hálito de vida y que por ello, en el aire, encontramos esas partículas divinas, que disfrazadas de oxígeno cubren todo lo que nos rodea y le dan por ende movilidad a nuestras existencias. Y es que sin ese aire no podríamos coexistir más también está claro que Él está en todas partes, en cada partícula que nos conforma y rodea, por lo cual Su Espíritu se mueve en todos nuestros entornos y vivencias, como lo ha hecho desde antes de la Creación o de lo contrario nada existiría.
En el Hebreo Ruaj Elohim, son palabras que describen la presencia del Creador y que se encuentran desde el comienzo de la Biblia cuando en el libro de Génesis se hace referencia a que Él está ahí. Visión que para algunos estudiosos también implica que, ruaj רוח,sea tanto viento como Espíritu, para denotarnos con esa bella analogía que Él está en todo ya que es el todo y que aunque no le podamos percibir de una forma específica, si debemos aceptar que Él es quien nos otorga la vida, todo, de lo cual somos medianamente conscientes así sigamos promoviendo más nuestras inconciencias.
Por ello más allá de materializarle desde nuestra visión física, podemos entenderlo como el que le da aliento y movilidad a todo, lo que se traduce en entender el verbo merahefet, como el cuidado de un águila para con sus polluelos, lo cual nos lleva al contexto que aparece exclusivamente una vez en la Torá y nos indica que allí se simboliza ese Su máximo esmero, amor y afecto por cuidarnos. Y es que así como esa águila revolotea, merahefet, sobre sus polluelos y los recoge bajo sus alas, dicha visión debe significarnos que Él nos protege, si así se lo permitimos: Él está en todo y en todos.
Quizá por ello para poder comprender este tipo de analogías así como las que nos vislumbran otras lecturas Bíblicas debemos alejarnos un poco de nuestros sesgos lingüísticos y de definiciones limitantes que nos llevan solo a verlo como simple viento, moviéndose a nuestro alrededor y comprenderlo en su todo, ya que Él esta incluso en nuestro ser interior, siendo ese su templo, nuestro cuerpo, para denotarnos su delicado amor, ese cuidado y afecto que nos otorga a cada instante, cuando se lo permitimos.
Entender que el Espíritu del Creador se mueve amorosamente sobre Su creación, es por lo tanto aceptar que no solo está en el viento, sino en toda partícula de este mundo. Y esta allí en nuestro ser para construir un acuerdo entre Él y nosotros. Un pacto con su Creación de la cual somos su máxima expresión. Por lo cual debemos atenderle, ya que está haciéndonos permanentes llamados para que concretemos esa alianza y nos dejemos guiar de retorno a Su presencia de la cual nos alejamos fruto del pecado.
El Texto de Textos nos revela en II de Corintios 3:17, “Ahora bien, el Señor es el Espíritu; y, donde está el Espíritu del Creador, allí hay libertad”.
Oremos para que el Espíritu del Creador nos guie en todo momento y lugar.