¿Signos?
El Texto de Textos nos revela en I de Crónicas 29:11, “Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder, la gloria, la victoria y la majestad. Tuyo es todo cuanto hay en el cielo y en la tierra. Tuyo también es el reino, y tú estás por encima de todo”.
Se dice que la palabra hebrea que traduce Señor viene de una consonantes que están representadas por las letras YHWH las cuales forman el tetragrámaton, cuatro letras que simbolizan el Nombre del Creador y que de acuerdo a la numerología, implican con sus combinaciones el nacimiento de otra serie de términos que designan cualidades del mismo, por lo que hay quienes usan estas letras como insumos especiales de vida. Mirada que hace que se empleen tres de estas letras como un código al que llaman del 99% y que se entiende como fuente de toda la Luz y sabiduría, lo cual conlleva unos misterios especiales.
Visión que nos puede representar como creyentes esas dimensiones espirituales que deben servir de inspiración para conectarnos con esa sabiduría, fuerza de vida, creatividad, conocimiento, pasión, amor y Luz que emanan e irradian todas las manifestaciones del Creador, pero que no podemos reconocer en su todo, debido a nuestras limitaciones, esas que también no nos posibilitan percibir en una letra como la hebrea Hei ה, esa referencia a un mundo ya no físico en donde el orden y no el caos, reinan.
Nuestro lenguaje parece contrariamente cultivar dualidades debido a que estamos desconectados del Creador, incomunicándonos al no entender dichas letras y por ende alejándonos de esas dimensiones superiores que sospechamos escondidas pero que podemos encontrar gracias a la guía del Espíritu Santo quien es la fuente para dicha iluminación. Así que entendiendo o no al respecto del Nombre de nuestro Creador y si este se encuentra completo o no en nuestro plano terrenal, debemos usar nuestro actual lenguaje para acercarnos a Él, dejando de agredirnos para agradarnos.
Nuestro mundo narrativo e ilusorio tiene una estructura, que muestra una parte de la realidad, la cual está sustentada en letras disfrazadas de palabras y por ende las dimensiones que podemos imaginarnos como posibles dependen de estas, por lo cual esa otra realidad que incluso puede ser más cuántica y hasta más microscópica de lo que pensamos, nos denota también que hacemos parte de un universo de energía infinita que no podemos siquiera comprender y por eso debemos conformarnos con percibirlo como Luz אור, la misma que debe iluminar nuestros entendimientos.
Conciencia divina que no tenemos la capacidad de asimilar mínimamente con nuestras mentes finitas de las cuales no hemos logrado hasta el momento desarrollar ni siquiera el uno por ciento, por lo que ese otro noventa y nueve por ciento debemos llenarlo es con el conocimiento del Creador, que nos da su Espíritu, para que nuestras carencias e infelicidades no sean las que sigan impidiéndonos conectarnos a esa fuente que con su fluir nos guía para reencontrarnos con Él quien está en todas partes a nuestra espera para lo cual solo necesitamos el tener Fe que es la que nos permite al orar, comunicarnos con Él.
El Texto de Textos nos revela en Hechos 22:16, “ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre”.
Oremos para que nuestro Creador se tome nuestro corazón y guie el cien por ciento de nuestras vidas.