Mi Kabbala – Elul 25, 5783/Lunes 11 de Septiembre del 2023.
¿Jesucristo?
El Texto de Textos nos revela en Miqueas 5:2, “pero tú, Belén Efrata, aunque eres pequeña entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que ha de ser gobernante en Israel. Y sus orígenes son desde tiempos antiguos, desde los días de la eternidad”.
Las palabras tienen el poder de consolidar nuestra realidad, lo que quiere decir que al pronunciar el nombre de nuestro Señor Jesucristo como creyentes, debemos estar teniendo la absoluta seguridad que fue Él quien nos salvó y redimió y por lo tanto, que es Él quien a través de nuestra fe nos permite retornar al lado de nuestro Padre Celestial, de allí que esas letras unidas y su sonoridad, no deben expresarse en vano, menos deberían ser el nombre de personas, sino más bien expresiones que motiven alabanza y adoración permanente.
Es por ello que algunos estudiosos le da ese nombre un origen no solo Hebreo o Arameo, Yeshúa, ישוע, que en griego Iesoús, Iesoús y en latín Iesus o Jesucristo, sino uno que nos lleva a comprender que Él es nuestro Salvador y que por lo tanto, es el mismo Creador que al entender como hijo o Mesías se humanó a nuestra imagen para redimirnos, lo que debería traducirnos que Su nombre que parece ser el resultado de unir los conceptos de Jesús y salvador con Cristo y ungido, implica ese ser del que hablan no solo los profetas del Antiguo Testamento sino la Biblia en Su totalidad.
Para quienes esa palabra traduce José como su padre o Josué quien ingresó al pueblo liberado de Egipto a la tierra prometida o Yoshua en inglés Joshua, vale la pena reiterarles que cada ser humano tiene parte de ese hijo y por ende gracias a nuestra Fe todos lo debemos asimilar como nuestro Señor y Salvador, no solo los creyentes para quienes es un honor dado por el mismo Espíritu Santo el poder aceptar esta verdad que implica no solo que creamos en Él sino que agradecemos y valoramos Su salvación y redención.
Todo nos habla de Él, incluso quienes sospechan que los jeroglíficos egipcios de los que bebieron tanto José, líder de las doce tribus como Moisés, al ser logográficos, nos dicen de alguna manera que debido a las variables de estos signos, todos estos signos paridos de tetragrámaton nos incentivan más que a nuevos debates a promover que en el mismo pentateuco y en todos los Textos Sagrados incluyendo las dos tablas de los mandamientos, Él está allí con sus poderes, fortaleciendo así nuestra fe y recordándonos nuestra salvación.
Él como Mesías, descendiente de David y es el Ungido, un hombre con el Espíritu del mismo Creador, lo que denota que Él fue el medio para traer la Luz Superior a la oscuridad de este mundo, siendo la expansión de su amor la que toca a todos los corazones de este planeta para que con ese fluir y la diseminación de su conocimiento, logremos la corrección de nuestras fallas y pecados y el descubrir al mismo Creador como fuerza diaria que nos acompaña a nosotros los creados y nos revela constantemente una nueva vida.
El Texto de Textos nos revela en I de Pedro 1:18, “Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación; 18 sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, 19 sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, 20 ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros, 21 y mediante el cual creéis en el Creador, quien le resucitó de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en el Creador”.
Oremos para vivir bendiciendo, alabando, glorificando y agradeciendo al Creador.