¿Milenio?
El Texto de Textos nos revela en Jeremías 31:31, “He aquí que vienen días, dice el Creador, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. 32 No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice el Creador”.
Se cree que en este plano terrenal nuestra renovación es más física que espiritual, pero no por ello podemos obviar que somos eternos y que este es tan solo un espacio de transformación que debe llevarnos a nuevos niveles de corrección, lo que significa que en esta dimensión terrenal debemos aislarnos de esas impurezas que nos desconectan del Creador y que no nos permiten ascender, hasta tanto no superemos dichos espacios, quizá por ello se nos habla de un cielo nuevo para el cual el concepto de nube implica un ocultamiento, que nos lleve a través de una Keduchá o santidad a separarnos del mundo.
La idea de corregir o sobreponernos es buscar Su gloria que para algunos significa que durante estos seis mil años debemos pasar de nuestro granero que para algunos es templo para ir evacuando esos residuos para que sea nuestra Fe la que nos permita ese despertar de conciencia que finiquitará con el juicio final y el milenio אלף, tiempo en el cual encontraremos nuevos métodos o formas para reinterpretar lo que ahora no percibimos en este plano, logrando así compenetrarnos con Él y su Palabra de tal forma que los mandatos que hoy poco comprendemos sean realmente la Luz que guie nuestras búsquedas.
Redención que hoy poco valoramos debido a que nuestras programaciones mercantiles y costumbres nos esclavizan a un modelo de vida que nos contamina. Quienes nos hablan de ese milenio y del final apocalíptico expresan por ello que los gentiles seremos arrebatados, visión que nos denota que tenemos un tiempo contado en este planeta para transformarnos, guiándonos por un evangelio que nos incita a cambios de fondo para que nosotros y nuestros próximos nos alejemos de esa tendencia pecaminosa que ha hecho que no entendamos la misericordia divina y tomemos el camino de acercarnos de nuevo.
La era mesiánica que para algunos aún no ha empezado nos llevará a que Él pueda percibirse en este plano en toda su gloria o esplendor, sin importar nuestra fe o no en Él, siendo esta época posterior a los juicios en donde nosotros los creyentes reconfirmaremos que todo lo profetizado se cumplido permitiéndosenos retornar a nuestro estado original ya que solo a su lado podremos disfrutar de una creación de la cual nos separamos como producto de nuestra absurda desobediencia.
No es un tema de creencias o de apegarnos a ritos religiosos que logren o no acercarnos realmente a ese modelo de vida, sino de darnos cuenta que se hace necesario el romper ya con esa visión materialista que nos distancia tanto de lo espiritual para gracias a ello asumir que hacemos parte de una vida eterna que nos reclama desde aquí y desde ahora una Fe que nos llevará a cambiar todos esos hábitos que no nos permiten amar al Creador por sobre todas las cosas y menos el amarnos a nosotros como a nuestros próximos.
El Texto de Textos nos revela en Apocalipsis 20:4, “entonces vi tronos donde se sentaron los que recibieron autoridad para juzgar. Vi también las almas de los que habían sido decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra del Creador. No habían adorado a la bestia ni a su imagen, ni se habían dejado poner su marca en la frente ni en la mano. Volvieron a vivir y reinaron con Cristo mil años.”
Oremos para que entendamos que Jesucristo es el Mesías.