¿Erramos?
El Texto de Textos nos revela en Éxodo 12:2, “este mes os será principio de los meses; para vosotros será éste el primero en los meses del año”.
La historia humana está plagada de errores producto de una desobediencia que nos lleva a intentar contradecir los mandatos de nuestro Creador porque sí. Desde esa perspectiva y pese a que Él mismo nos invitó a no contar nuestros días, según algunas creencias paganas, nosotros hemos preferido no atenderle, al punto que su propio pueblo que debía considerar el mes Nisan נִיסָן retoño, como el primero, no es así y esa fecha importantísima que su calendario actual traslado, obvia que fue en esos días primeros en que sus ancestros salieron de Egipto y por ende el Creador empezó nuestro rescate.
Es innegable que en ese mes se celebra, Pesaj, las Pascuas, pero hoy por hoy estas se conmemoran en Tishrei תִּשְׁרֵי comienzo en donde además se celebra el Rosh Jodashim y otras festividades. La Torá, sin embargo da a este mes de Nisan una importancia vital, ya que es una época de primavera en donde comienzan a germinar los vegetales y a producir la tierra su renovación, como una muestra para que nosotros los creyentes aprendamos de este calendario lunar a transformarnos para salir de la esclavitud del pecado.
Algunas creencias esotéricas le dan a esta temporada una tendencia especial también, ello mirado desde la constelación de Tale, que significa Aries o cordero, como símbolo de fortuna, lo que desde una analogía con el Bené Judio que obligaba a tomar un cordero para ofrendarlo en Pesaj, nos denota como creyentes que ese cordero es Jesucristo teniendo o no en cuenta creencias del ashtarot u osher o la riqueza, sino sobre todo que el además de ser el alimento que nutre y nos da vida, es nuestro liberador y salvador.
Desde esa mirada estas épocas especiales nos deben incitar a realizar todo tipo de acciones que permitan nuestro bienestar integral, lo que implica además de inclinarnos a nuestro Cordero pascual a diario para estar a su servicio, la posibilidad de lograr que tanto nuestros sacrificios y ofrendas para con Él se traduzcan en una dependencia total acogiéndonos a sus preceptos y mandatos, lo que quiere decir vivir en convivencia sana y armónica con todos nuestros próximos reconociéndoles como hermanos en Cristo.
Nuestra obediencia debe ir más allá de seguir a algunas creencias y su orden o nombre de sus meses, recordemos que la Torá no le da siquiera nombre a los días excepto al shabat, por lo que nuestros pensamientos, palabras, acciones y hasta omisiones deben enfocarse en dar de lo mejor de nosotros para el servicio del Creador, quien nos con sus milagros nos sigue sacando de todas nuestras esclavitudes, esas que apegadas a las riquezas históricas mercantiles de Egipto nos mantienen aferrados a fechas, fiestas, objetos y tradiciones.
El Texto de Textos nos revela en Tito 3:3, “porque nosotros también en otro tiempo éramos necios, desobedientes, extraviados, esclavos de deleites y placeres diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles y odiándonos unos a otros”.
Oremos para que podamos entender que somos mayordomos del Creador en esta tierra.