
Mi Kabbala – Nisán 12, 5785 – Jueves 10 de abril del 2024.
¿Plagas?
El Texto de Textos nos revela en Isaías 19:22, “y el Creador herirá a Egipto; herirá pero sanará; y ellos volverán al Creador, y Él les responderá y los sanará”.
Los eruditos consideran que nuestros niveles de desarrollo dependen del deseo de recibir (מְקַבֵּל, mekabel) el cual evoluciona continuamente desde lo físico, enfocándose en lo que el cuerpo necesita para luego pasar por lo mental, que vislumbra necesidades, para finalmente llevarnos a lo espiritual, a estar al lado de nuestro Creador fruto que aprendemos que nuestra existencia depende plenamente de Él, de quien necesitamos absolutamente todo. Desde esa mirada la Biblia está llena de simbologías que nos ayudan a comprender estos y otros misterios, algunas de esas revelaciones interpretadas a través de números que la dan al lenguaje otro tipo de significados.
Es así como los diez mandamientos como enunciados de la creación del mundo, concuerdan con las diez generaciones desde Adam hasta Noe y luego de Abraham nos llevan a Moisés y a la vez a las diez plagas, que concuerdan con las diez Sefirot o emanaciones de la presencia del Creador en este mundo. Conceptos que con sus signos y manifestaciones nos ofrecen la opción de ser guiados y obedecer, ya que esas señales (אוֹת, oth) iluminan y le dan sentido a todo, denotándonos la presencia del Creador en cada partícula de este mundo, en cada vivencia, permitiéndonos con sus destellos llamar nuestra desorientada atención para que le conozcamos e integremos a Él.
Diez emanaciones que al igual que como sus diez mandatos nos recuerdan la necesidad de mantenernos en un estado de moralidad y fe acorde a lo proyectado por el mismo Abraham, siendo estos preceptos guía para nosotros sus descendientes. Y es que, en un mundo egoísta e idólatra como el nuestro nos distanciamos del Creador (שָׁגָה, shagah) en la búsqueda de nuestros propios intereses, suponiéndonos independientes y diferentes, siendo necesario que cada espacio seudo espiritual nos recuerde que somos hijos y no súbditos del pecado, a merced de los caprichos y celos de nuestros egos.
Palabras como Néga (נגע, llaga) o plaga, o golpe, o choque, parecen similares a Oneg (עונג), placer o deleite, para recordarnos que si nuestros placeres no nacen de sabernos parte del Creador nos pueden generar dolor, siendo las plagas por ende una advertencia para que esas pruebas sirvan de recordatorio al respecto de la justicia y piedad divina de un ser que nos dejó diez mandaros que contienen alicientes para que superemos esos desafíos los mismos que nos evitan que caigamos en esa asimilación que nos lleva a adorar falsas deidades y a olvidarnos de nuestro dador de vida.
Las diez plagas, no deberíamos entenderlas como un castigo, ya que desde su progresión correcta nos denotan el poderío del único Creador y Señor de todo, por lo tanto así como la muerte del hijo y del mismo Faraón (פַּרְעֹה, Paró) sirvió como ruptura definitiva de una dinastía que había considerado como propiedad suya a los Hijos de Israel, nosotros necesitamos romper con todo aquello que nos desvía de nuestro camino original y quizá para ello, se hace necesario que sigan aconteciendo este tipo de llamados de atención.
El Texto de Textos nos revela en Mateo 26:31, “entonces Jesús les dijo: Todos vosotros os escandalizaréis de mí esta noche; porque escrito está: Heriré al pastor, y las ovejas del rebaño serán dispersadas.32 Pero después que haya resucitado, iré delante de vosotros a Galilea”.
Oremos para que todo nos denote cuál es el camino correcto a seguir.note cuál es el camino correcto a seguir.