Mi Kabbala – Shevat 23, 5783/Lunes 13 de Febrero del 2023
¿Casados?
El Texto de Textos nos revela en Proverbios 18:12, “quien halla esposa halla la felicidad: muestras de su favor le ha dado el Señor”.
Conceptos como el de matrimonio, esposos o estar casado, nacen de visionar una casa, un hogar, una familia y aunque se dice que todo deriva a visiones de esclavo o sirviente ya que el matrimonio proviene de patrimonio, estas fusiones lingüísticas poco tienen que ver con la perspectiva conyugal divina en donde esa sociedad comercial se aleja de la unión voluntaria de dos personas para darle a unas nuevas criaturas más que una provisión, un modelo de vida que nos permita como grupo el reintegrarnos a todos al Creador.
Probablemente por ello deberíamos más bien revisar nuestro lenguaje al respecto y traducir como nos lo afirma la palabra hebrea para matrimonio que es KiDuSHin y que surge de la palabra KoDeSH, קדוש, santo, lo que significa que dicha unión entre hombre y mujer es algo santo, en donde se une la pareja para disfrutar de la Divina Presencia del Creador, su Tercer Socio en esta relación, relación que residirá en que ese hogar tenga como fundamento Su palabra y la guía del Espíritu Santo.
Lo que significa que al contraer nupcias nos estamos integrando como pareja al Creador para lograr a través de esa familia tanto que nosotros como nuestros hijos gracias a nuestro sabio ejemplo retornemos a nuestra casa celestial, a nuestra tierra prometida de esa que nos separamos fruto de nuestra desobediencia. De allí la importancia de replantearnos si todas estas concepciones y percepciones mercantiles al respecto de lo que debe ser la unión marital nos ha llevado a que se deterioren dichas relaciones en un plazo muy corto obviando que realmente hacemos parte de un mundo espiritual eternos.
Integrarnos inicialmente como como pareja se constituye en ese primer gran paso para reintegrarnos al Creador a través de la conformación de esa familia siendo necesario dar el segundo paso que implica la llegada de unos hijos, vinculándonos como familia con esos otros seres por lo que todo va más allá de una unión sexual o de encuentros placenteros que desdicen de esa visión de santidad que implica incluso que lo humano pasional pase a un segundo plazo ya que nuestras relaciones son un reflejo de la actitud de respeto en ese hogar recibiendo los poderes de procreación otorgados tal como Él no dice
Así que consolidar un hogar y vivir dentro de los límites de las relaciones sexuales permisibles asegura el cumplimiento de otro Pacto con el Creador, uno en donde la pareja no solo contrae matrimonio desde la lógica civil sino que lo hace de acuerdo con la ley de la Torá por lo cual mantiene su comportamiento marital dentro de los límites de esos mandatos y preceptos Bíblicos, los cuales los hacen considerarse como seres que aman incluso el Pacto de Abraham el cual es el medio principal para acercarse al Santo.
El Texto de Textos nos revela en Efesios 5:25, “maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, 26 para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra.”
Oremos para que nuestras familias nos integren cada vez más al Creador.