
Mi Parashá – Génesis 6:18
El concepto de “berit” (בְּרִית), que significa “pacto”, es fundamental para comprender el Plan del Creador, asimilando desde otras lecturas tanto su juicio, su severidad, que tiene que ver con un orden universal, así como su misericordia, que aunque nos puede parecer una debilidad, forma parte de sus enseñanzas serviciales y fraternales para con nosotros.
Un pacto como vínculo representa esa conexión inquebrantable entre lo divino y lo humano, lo que ratifica la alianza entre nuestro Creador y Noé como líder de nuestra humanidad. Esta misma humanidad debe entender en su relación con el Creador un continuo mensaje de protección y, por ende, de salvación en medio del juicio.
El arca no solo es un refugio físico, sino también un símbolo de la protección espiritual que ofrece la relación de pacto con el Creador para quien se acoge voluntariamente a ella, una perspectiva que, en el caso de Noé y en el nuestro, incluye a su familia. Esto refuerza la idea de que nuestros actos y sus efectos se extienden a aquellos que están en estrecha relación con nosotros cuando actuamos justamente.
La palabra “berit” (בְּרִית) tiene un valor numérico de 612, que en la gematría está muy cerca del número 613, el cual representa los mandamientos en la Torá. Esto nos recuerda que el pacto está intrínsecamente relacionado con la observancia de la ley divina, con Su palabra, y con ser guiados por Su voluntad para que esa “Tevá” (תֵּבָה), “arca”, que tiene un valor numérico de 407, sea nuestro refugio espiritual en medio del caos.
El valor numérico de “Itaj” (אִתָּךְ), que significa “contigo”, es 430, lo cual puede relacionarse con la idea de un viaje o un proceso de redención, como los 430 años que los israelitas pasaron en Egipto antes de ser liberados. Esta perspectiva nos llama a reflexionar sobre la importancia de los pactos y las relaciones que establecemos en nuestra vida, donde es el Creador quien establece estos como un recordatorio de que, en tiempos de adversidad, nuestra conexión con lo divino será nuestro mayor refugio y protección.
Los pactos que hacemos, tanto con lo divino como con los demás, son fundamentales para nuestra estabilidad y protección espiritual. Nos animan a valorar y fortalecer nuestras relaciones y a buscar siempre estar en sintonía con los principios divinos, sabiendo que estos no solo nos protegen a nosotros, sino también a aquellos que están bajo nuestra influencia y cuidado.
No perdamos de vista al leer y releer su palabra que cada letra tiene su propio significado y simbolismo, por lo que la combinación de estas nos otorga una mayor comprensión. Por ejemplo, la letra א (Alef), con un valor numérico de 1, simboliza la unidad y la conexión con el Creador, mientras que la letra ש (Shin), con un valor de 300, representa el fuego y la transformación.
En fin, como hemos venido reflexionando, nada de esto tiene un significado trivial; todo es un reflejo de nuestra esencia espiritual y de la necesidad de aceptar nuestra misión en el mundo, siendo necesario para ello conocer y, gracias a ello, poder reconocernos como sus hijos, un llamado que incluso Él nos hace desde nuestro nombre en pro de alinearnos más plenamente con ese propósito.