
Mi Parashá – Génesis 8:18
Se retorna a una aparente vida normal después del juicio, pero a la vez esto significa tanto para Noé y su familia como para nosotros que esa salida del arca nos llama a un comienzo que, como nueva etapa en la historia de la humanidad, nos proyecta no hacia el regreso, sino hacia el Edén, donde nuestra vida natural es al lado de nuestro Padre celestial con todo lo puro que Él nos ofrece.
Expresiones como “וַיֵּצֵא” (Vayetze – “Y salió”) por su valor numérico de 106, “נֹחַ” (Noaj – “Noé”) con su valor de 58, y “אִשְׁתּוֹ” (Ishto – “su esposa”) con su valor de 707, le dan al acto de salir (וַיֵּצֵא) y su valor de 106 una connotación especial que refleja ese nuevo comienzo como una transición en la que el estado de aislamiento, que significó temores e incertidumbres, permite ahora la búsqueda de la preservación hacia un mundo de acción y expansión.
El nombre “Noaj” (נֹחַ), con un valor de 58, aunque continúa simbolizando descanso y alivio, ahora nos proyecta un contexto de un mundo renovado. Al salir él con su familia, dicho paso hacia una nueva fase de vida marca la oportunidad de reconstruir y renovar la creación, siendo ahora Noé, como líder de esa familia, quien da el primer paso para salir, lo que también simboliza su papel como pionero y guía en esta nueva era.
El liderazgo y la guía en tiempos de cambio dependen del Creador, por lo que tanto él como su familia deben propender por la unidad, colaborando mutuamente para la reconstrucción de la vida después de un período de desafíos. Desde esa mirada, nuestras propias transiciones como momentos en que debemos “salir del arca” nos llaman a dejar atrás el pasado, a emerger de ese período de introspección o protección, y a enfrentar el mundo con una nueva perspectiva y energía renovada.
Este es un recordatorio de que, aunque las transiciones pueden ser desafiantes, también son oportunidades para crecer, expandirse y crear algo nuevo, ya que el mismo diluvio es símbolo de esperanza y renovación. A través de él, se nos enseña que después de tiempos difíciles, siempre llega el momento de salir, de avanzar y de construir un futuro más brillante con la sabiduría y la fortaleza que hemos adquirido en el proceso.