14/Mier 7 de Dic – 22 (5783)

¿Nombres?   

El Texto de Textos nos revela en Malaquías 3:16, “entonces los que temían a Jehová hablaron cada uno a su compañero; y Jehová escuchó y oyó, y fue escrito libro de memoria delante de él para los que temen a Jehová, y para los que piensan en su nombre. 17 Y serán para mí especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día en que yo actúe; y los perdonaré, como el hombre que perdona a su hijo que le sirve. 18 Entonces os volveréis, y discerniréis la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve al Creador y el que no le sirve”.

Los nombres tienen significados especiales que no solo debemos descubrir sino también honrar. Denominaciones que no en todos los casos nos describen como tal pero si nos acercan a los demás. Probablemente por ello la Biblia se nos denota cómo el pueblo de Israel fue digno de salir de Egipto debido a que no cambió sus nombres. Es decir, que gracias a ellos cada quien corrigió su existencia y atributos según su propio potencial de modo que fruto de esos nombres y sus significados hubo una corrección general de todo el pueblo, lo que significa que los nombres tienen que ver incluso con nuestro progreso espiritual pudiendo elevarnos o no aun nivel más alto.

José quien era parte de los doce hijos de Israel llego a Egipto y allí el mismo faraón le dio como esposa a Asenat, quien le dio a: Manasés מְנַשֶּׁה, nashah olvidar y a Efraín, אֶפְרָיִם, parah, fértil, que le recuerda que el Creador le ha hecho fructífero, hifrani, en la tierra de su aflicción, lo que nos recuerda a nosotros como creyentes al bautizar a un recién nacido el darle a estos motivaciones para buscar del Creador ya que gracias a esa reiteración nominal todos podemos encontrar esa conexión especial con Él y sus propósitos. 

Nombres que deben ser insinuaciones divinas para que todos busquemos al ser llamados el orientarnos hacia el reino de los cielos, atendiendo así más a las fuentes de luz interior gracias a esos nombres que además nos deben permitir el ser guiados por Su amorosa palabra, aquella que nos lleva a las veintidós letras del alfabeto Hebreo con el fin de entender la importancia de iluminar nuestros actuales lenguajes y así aportar con nuestras bendiciones en un universo en donde la oscuridad y el vacío predominan. 

Inténtenos a diario desde esos llamados el darnos a la tarea de acercarnos más y más a esa fuente espiritual ya que gracias a ello cada interacción podrá servir también para reconectarnos como hermanos con el mismo Creador para que así gracias a esa visión divina cada una de nuestras palabras siguiendo sus recomendaciones nos sean útiles en esos propósitos celestiales que confundidos por otro tipo de nombres con un lenguaje que nos desvía de nuestros verdaderos senderos usando mal tan bello instrumento.

Desconectarnos de su unidad al usar incorrectamente dicho insumo nos lleva a obviar su influencia dejándonos guiar por otras fuerzas con propósitos diferentes al de sabernos sus hijos. Él nos llama y por ende ese nombre עבר, heber, implica a la vez un cruce, hacia el otro lado, el suyo, acercándonos a Él gracias a todo lo que nos rodea sabiendo que nuestro corazón, acciones, palabras, pensamientos, emociones e interacciones nos unen a Él de forma permanente fruto del buen uso de nuestro lenguaje.

El Texto de Textos nos revela en Apocalipsis 2:17, “el que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al vencedor le daré del maná escondido y le daré una piedrecita blanca, y grabado en la piedrecita un nombre nuevo, el cual nadie conoce sino aquel que lo recibe”.

Oremos para que nuestro nombre asimile los llamados de la Creación. 

14/Mier 7 de Dic – 22 (5783)

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