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¿Estériles?

El Texto de Textos nos revela en Génesis 29:31, “Y vio Jehová que Lea era menospreciada, y le dio hijos; pero Raquel era estéril”

La esterilidad en tiempos antiguos era de alguna manera vista como un alejamiento de dicha pareja con el Creador y por ende se hacía necesario orar hasta lograr que Él iluminara dicho hogar con la confianza y bendición de un hijo. Visión que llevada a nuestros días en donde los hijos se perciben como cargas y el aborto como una opción, nos invita a comprender la enorme distancia que nos esta separando de ese nuestro dador de vida y la necesidad de orar más y de leer más su Palabra en el único propósito de no seguir viviendo una existencia totalmente estéril: sin sus bendiciones y guía. 

La Biblia esta plagada de analogías y parábolas que si sabemos leer gracias a la guía del Espíritu Santo nos entregarán una verdadera iluminación al respecto de cientos de desconocimientos que históricamente han cogobernado incluso nuestras creencias e interrelaciones. Desde esa mirada podremos encontrar al releer el texto relaciones directas importantes entre vivencias que se presentaron en diferentes épocas y lugares pero que contienen no solo una misma enseñanza sino también un mismo propósito trascendente.  

Es el caso de Lea por ejemplo y los nombres que les dio a sus hijos entenderemos que el primero que se llamaba Rubén, palabra que se compone de dos partes: reu “ver” y ben “hijo”, significaba: “he aquí un hijo”, lo cual sumado al nombre del segundo Simeón, que contiene la raíz shama “oír”, nos denota que Lea eligió ese nombre porque “el Señor escuchó” su oración, siendo el tercero Leví, nombre basado en la raíz lava “unir” y el cuarto Judá, de la raíz oda “alabar” una clara motivación a dejarnos guiar siempre por Él.

Dichos nombres nos llevan al releerlos detenidamente desde el hebreo a darnos cuenta de que no se trata de palabras puestas al azar, al contrario, allí hay una progresión muy consciente que describe de manera concisa la experiencia cristiana de la fe. Se comienza por contemplar al hijo de Dios, luego se ruega por el perdón para que el Señor nos escuche, dejando luego que el Espíritu del Creador se una con nuestras almas para que así proclamemos sus alabanzas gracias a sabernos guiados por Él. 

Visión que ratifica que cada palabra de la Biblia contiene un profundo significado espiritual que en ocasiones no somos siquiera capaces de imaginar, especialmente cuando se trata de genealogías que regularmente no mueven nuestra imaginación. Vale la pena entonces que como creyentes nos propongamos al leer la Biblia pedirle en oración al Espíritu Santo que abra nuestro entendimiento para poder alcanzar este tipo de inspiradoras reflexiones.  

El Texto de Textos nos revela en Romanos 8:14, “Porque todos los que son guiados por el Espíritu del Creador, éstos son hijos del Creador”.

Oremos para que sea el Espíritu del Creador el que guía nuestras oraciones y lecturas Bíblicas. 

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