Mi Cábala – 10/Lun 2 de Enero – 23 (5783)

¿Abstinencia? 

El Texto de Textos nos revela en Esdras 8:23, “así que ayunamos y oramos a nuestro Creador pidiéndole su protección, y él nos escuchó”.

En este mundo en donde proliferan los deseos, el no satisfacernos con ellos parece ser símbolo de aflicción, lo que quizá implica otra dificultad para entender que ejercicios sanos cómo el ayuno, que relacionan nuestra vulnerabilidad y fragilidad con las necesidades de nuestras vidas nos llaman a una nutrición integral guiada por nuestro Creador. Fuerza que nos hace sentirnos parte y por ende útiles, obviando un poco que dentro de la dimensión del consumo y las pasiones solo no llena de más y nuevas insatisfacciones. 

El pueblo judío por ejemplo celebra el ayuno de Asara Betevet, o el diez de Tevet como una fecha para aminorar nuestra dependencia a lo material gracias a comprender al conmemorar el final del sitio de Jerusalén en el año 425 a.C. por Nabucodonosor, Rey de Babilonia, que lo logro en treinta meses después de la destrucción del primer Templo de Jerusalén y que con llevo además 70 años del exilio babilónico, la importancia de depender solo del Creador y su sustento. 

Por ello ese ayuno comienza cuando sube el alba y termina a la noche denotándonos como creyentes ante la salida de las estrellas el cómo Él nos ilumina y usa esa herramienta para acercarnos a Él y que retornemos a su lado, de lo contrario seguiremos dejando que todo gire en torno a nuestros egos y a los deseos que de allí se desprenden, distanciándonos más y más del plano espiritual para dejarnos regir bajo unas normas contradictorias que simplemente nos convierten en esclavos de dichos placeres. 

El ayuno חעניח, ta‘anith, humillar, más que afligirnos implica revisar si dicho cuerpo lleno de deseos predomina o si podemos vincularnos a través de él con el Espíritu Santo distanciándonos así de tantos intereses personales como de todo lo que nos une a esos objetivos mercantiles que vemos como comunes, pero que realmente son individuales y egoístas. Ese ayuno acompañado de oración nos debe ayudar además a pensar en el por qué y para qué de la vida, en esa búsqueda de acercarnos y unirnos con el próximo como también con el Creador.

Por ello el ayunar, acompañado de las plegarias y lecturas bíblicas especiales del día, nos sirve también para realinear nuestra atención hacia el Espíritu y sus senderos altruistas. Y aunque supongamos que coexistimos en un ambiente espiritual vale la pena cuestionarnos más a diario en la búsqueda de convertirnos en seres integrales de esos que saben que sus causas principales les llevan como humanos a dejar a un lado ese sometimiento y dependencia de lo material para que sea el reino de lo Espiritual nuestro gran propósito.

El Texto de Textos nos revela en Romanos 10:11, “Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado.12 Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; 13 porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo”.

Oremos para que nuestros ayunos nos inciten a desear menos y servir más. 

Mi Cábala – 10/Lun 2 de Enero – 23 (5783)
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