Mi Cábala – 1/Mar 3 de Enero – 23 (5783)

¿Silencio? 

El Texto de Textos nos revela en Génesis 11:7, “Vamos, bajemos y allí confundamos su lengua, para que nadie entienda el lenguaje del otro”.

Todo parece indicar que a diario deberíamos trabajar más por aprender del buen uso de nuestro lenguaje, utilizando incluso recuerdos como el silencio: una hermosa herramienta de prudencia a través de la cual se hace necesario escuchar más antes de dejar que nuestra lengua de forma inconsciente exprese pensamientos que quizá debía digerir y hasta evacuar de otra forma. No es gratuito que en la misma Biblia se denote no solo el poder de la Palabra sino el cómo al mal usar esta se nos confundieron los lenguajes desde Babel.   

Se cree que hasta ese momento todos hablábamos un mismo idioma: el hebreo original y que por lo tanto, aunque estábamos en pecado, no nos encontrábamos tan alejados del Creador como ahora. Sin embargo, el ego alimentado por los frutos del árbol conocimiento del bien y el mal, nos llevó a proponernos la idea de llegar a ser como el mismo Creador para lo cual se construyó la famosa torre rasca cielos. Lo que conllevo que nos incomunicáramos desde nuestros diferentes idiomas y visiones de vida contradictorias. 

La palabra babel בבל proviene de la misma raíz de balal בלל, que significa confundido, perspectiva que continua aflorando en nuestros días producto de un lenguaje que no solo nos aísla hasta de nosotros mismos, nos divide, sino que a la vez nos reproduce confusiones, fronteras y muros inconscientes, los cuales históricamente nos han llevado a percibirnos aparte cuando realmente somos parte integral de un mismo Creador. 

La tarea por lo tanto implica, volver a atender la Palabra del Creador y someternos obedientemente a sus mandatos y preceptos con el ideal de retornar a este estadio idílico en donde nos sabemos unos con Él, escuchándole, más que hablando, para lo cual la oración es fundamental. Desde esa lógica quienes hacen ayunos de silencio nos invitan a atender más al Creador que a nuestros deseos, para así retroalimentarnos más del Árbol de la Vida, ese que para los creyentes escenifica a Jesucristo. 

Desde esa mirada en el silencio podemos no solo estar prestos a escuchar la Palabra del Creador quizá atendiendo nuestra propia conciencia al respecto de todos esos aspectos que haciendo parte de nuestras cotidianidades no deben seguir adheridos a nosotros ya que nos impiden no solo asimilar la Luz del Creador permaneciendo en la oscuridad de nuestras ignorancias sino a la vez, alejándonos de esos otros, de quienes necesitamos no solo para que nuestra llama interna no se apague sino para iluminar lo que nos rodea. 

El Texto de Textos nos revela en Hechos 2:6, “Y al ocurrir este estruendo, la multitud se juntó; y estaban desconcertados porque cada uno los oía hablar en su propia lengua”.

Oremos para poder entender, atender y vivir conforme al lenguaje universal del amor. 

Mi Cábala – 1/Mar 3 de Enero – 23 (5783)

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll hacia arriba