¿Fluimos?
El Texto de Textos nos revela en Éxodo 34:6, “Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: ¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad”.
Jesed dentro del Árbol de la Vida implica de alguna forma comprender el verdadero amor, ese del cual nos distanciamos tanto, porque hemos llevado este fluir ilimitado al campo de nuestras limitadas emociones, lo que se traduce en que podamos confundirnos suponiendo que incluso el amor está lleno de nuestros históricos resentimientos. Afortunadamente contamos con toda una vida para irnos dando cuenta de la necesidad de corregir ello y por lo tanto de dejar que ese vínculo perfecto sea el que nos integre no solo a nuestro padre Celestial sino a su obra.
El Antiguo Testamento contiene este término en su contexto original en cientos de versículos y buena parte de los Salmos están inspirados en esta palabra de la cual parece no hemos podido alcanzar una traducción que nos motive a consolidar en nuestras cotidianidades, a través de pensamientos, palabras y acciones que estén llenos de ese amor disfrazado de bondad, de misericordia y de lealtad valores que parecen lejanos en sociedades en donde lo único que parece valer es el dinero.
La palabra hebrea para referirnos al amor ahavאהב, nos enseña a través de alef א, jefe y de bet ב casa, אב, que al unirse estas hacen referencia al padre, por ello el mismo Jesús nos invita a llamarle abba del arameo ab, así que al sumarle la heh ה, las tres letras nos llevan al Espíritu Santo y su aliento de vida o sea a un amor que como fluir nos integra con nuestro Padre Celestial quien guía nuestras vidas. Por lo cual debemos corresponder a ese compromiso inquebrantable, a ese pacto que Él hizo con nosotros y que se mantendrá eternamente pese a nuestras desobediencias y menosprecio.
Probablemente por ello en este mundo en donde se predica el amor pero se vive de emociones encontradas y adversas se nos hace tan difícil no solo entenderle sino sobre todo el creerle a Él con su mensaje salvador. Más ese amor sigue fiel enseñándonos que Él no espera nada a cambio, ya que ese amos se mantiene en firme aunque la otra parte no se ocupe de devolvernos ni siquiera el mínimo respeto que este merece. Quizá por ello es tan difícil para nuestra humanidad el comprender que Él se colocó en nuestra baja condición por amor como una forma de denotarnos a la vez cuál es el camino de retorno.
Amor perdurable que lógicamente parte del carácter de nuestro Creador y por ello es un amor que no varía, que es inalterable y que nos sigue guiando hasta que voluntariamente comprendamos todo lo que implica ese fluir amoroso y nos dejemos llevar por Él y no por los resentimientos que cogobiernan nuestro mundo y que nos esclavizan para que nos olvidemos temporalmente de que Él nos ama con ese amor Jesed.
El Texto de Textos nos revela en Mateo 9:13, “Pero vayan y aprendan qué significa esto: “Lo que pido de ustedes es misericordia y no sacrificios”. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores”.
Oremos para vivir plenamente en nuestros pensamientos, palabras y acciones el amor del Creador e irradiar este en nuestros entornos.