Mi Kabbala – 11 Tevet 5784 – Lunes 25 de diciembre del 2023

¿Silencio?

El Texto de Textos nos revela en Génesis 11:7, “Vamos, bajemos y allí confundamos su lengua, para que nadie entienda el lenguaje del otro”.

Se nos llama a escuchar, Selah a detenernos a diario a trabajar en esa labor de atenderle, lo cual tiene que ver también con aprender lo que realmente significa el buen uso de nuestro lenguaje, utilizando ese silencio como una hermosa herramienta de prudencia a través de la cual se hace indispensable el escuchar más antes de dejar que nuestra lengua de forma inconsciente exprese pensamientos que quizá debía digerir y hasta evacuar de otra forma. No es gratuito que en la misma Biblia se denote no solo el poder de la Palabra sino el cómo al mal usar esta se nos confundieron los lenguajes desde Babel.  

Silencio, שקט, shéket que nos lleva a comprender que así como antes de ese momento todos hablábamos un mismo idioma: el hebreo original, se nos confundió debido a que seguimos usando esa herramienta verbal para pecar alejándonos más y más del Creador, lo que magnificamos al seguirnos alimentado egocéntricamente de los frutos del árbol conocimiento del bien y el mal, proponiéndonos llegar a ser como el mismo Creador obviando que esa famosa torre rasca cielos solo conlleva que nos incomuniquemos mas no solo desde nuestros diferentes idiomas y visiones de vida contradictorias sino en esencia.

La palabra babel בבל proviene de la misma raíz de balal בלל, que significa confundido, perspectiva que continúa aflorando en nuestros días producto de un lenguaje que no solo nos aísla hasta de nosotros mismos, nos divide, sino que a la vez nos reproduce confusiones, fronteras y muros inconscientes, los cuales históricamente nos han llevado a percibirnos aparte cuando realmente somos parte integral de un mismo Creador, siendo necesario que le escuchemos mucho más.

Callar חָשָׁה, kjashá, como tarea implica además volver a atender la Palabra del Creador y someternos obedientemente a sus mandatos y preceptos con el ideal de retornar a este estadio idílico en donde nos sabemos unos con Él, escuchándole, más que hablando a través de nuestras quejas y reclamos, para lo cual la oración es fundamental. Desde esa lógica quienes hacen ayunos de silencio nos invitan a atender más al Creador que a nuestros deseos, para así retroalimentarnos más del Árbol de la Vida, ese que para los creyentes escenifica a nuestro Señor Jesucristo.

Elias אֵלִיָּהו ēliyahū, como profeta que escucho a nuestro Creador una vez guardo silencio nos llama a enfatizar en esa perspectiva del silencio a través de la cual podemos no solo estar prestos a escuchar la Palabra del Creador, sino además a atender nuestra propia conciencia al respecto de todos esos aspectos que haciendo parte de nuestras cotidianidades no deben seguir adheridos a nosotros ya que nos impiden no solo asimilar la Luz del Creador permaneciendo en la oscuridad de nuestras ignorancias sino a la vez, alejándonos de esos otros, de quienes necesitamos no solo para que nuestra llama interna no se apague sino para iluminar lo que nos rodea.

El Texto de Textos nos revela en Hechos 2:6, “Y al ocurrir este estruendo, la multitud se juntó; y estaban desconcertados porque cada uno los oía hablar en su propia lengua”.

Oremos para poder entender, atender y vivir conforme al lenguaje universal del amor.

Mi Kabbala – 11 Tevet 5784 – Lunes 25 de diciembre del 2023
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