Mi Kabbala – 15 Kislev 5784 – Miércoles 29 de noviembre del 2023

¿Subjetividad?

El Texto de Textos nos revela en Jeremías 23:10, “Porque la tierra está llena de adúlteros; porque a causa de la maldición se ha enlutado la tierra, se han secado los pastos del desierto. Pues es mala la carrera de ellos y su poderío no es recto”.

Tenemos una inclinación al pecado יֵצֶר הַרַע yēṣer hará, fruto de una dimensión simbólica en donde nuestros juicios de valores son sesgados y reprogramados por nuestros sentimientos y percepciones, llenándonos además de alucinaciones imaginarias que se consolidan gracias a un lenguaje que reproduce unas vivencias, las mismas que fundamentan una realidad humana común con la que intentamos explicar subjetivamente un mundo que simplemente vislumbramos como una proyección de esos imaginarios y conceptos con los cuales hemos ido constituyendo incluso lo que percibimos como exterior.

Como un pez דָּאג, nos cuesta reconocer que compartimos un mismo entorno: el aire, del cual nos alimentamos pero al que además poco valoramos, todo porque en nuestras interacciones inconscientes nos ocupamos más de dichas ilusiones e imaginarios que de nuestras propias relaciones fraternales generando unos efectos de vida que vale la pena revisar para evitar ese modelo de pensamiento y comunicación agreste que solo reproduce expresiones despectivas, descalificadoras y hasta degradantes.

Cada signo y símbolo que con sus chispas de luz visionamos como códigos comunicacionales contiene las señales para integrarnos a Él, sin embargo para ello debemos alejarnos de todos esos pre conceptos reprogramados equivocadamente desde dichas subjetividades que solo nos proyectan mal entendidos, esclavizándonos עֶבֶד eved además a una serie de anhelos y deseos incoherentes cuando estamos llamados por fe a redimirnos y por ende a retroalimentarnos con el misterio de la resurrección de nuestro Señor Jesucristo uniéndonos como cielo y tierra para coexistir como sus hijos.

Quienes estudian la gematria nos hablan que el número siete tiene relación con nuestra alma, nefesh נֶפֶשׁ, la cual depende de ese aliento divino de vida que alimenta nuestro ser a través de ese oxigeno que contiene y nos transmite esa divinidad, sin embargo, al perder nuestro objetivo trascendente obviamos incluso ese mensaje de amor y nos alejamos de todo aquello que siendo importante para nuestra propia existencia obviamos, inundando nuestras mentes de visiones que nos provocan intenciones y deseos de los cuales parecemos incapaces de medir los complejos efectos de estos.

Habacuc חֲבַקּוּק nos invita a hacernos más conscientes de los imaginarios y del lenguaje que nos contamina y nos invita a recrearnos en un nuevo modelo de pensamientos que nos proyecte ese otro mundo gracias a que no nutrimos de la Palabra del Creador, reproduciendo así otro tipo de expresiones en las cuales fluyamos amorosamente, entendiendo que aunque como peces no reconocemos esa agua de vida que nos circunda, todo lo exterior nos orienta para que nuestra movilidad nos lleve por el camino correcto gracias a que nunca obviaremos que fuimos creados por Él como sus hijos, lo que quiere decir que no debemos decir, ni pensar palabrotas, porque como tales, hechos a su imagen y semejanza debemos ser útiles a Su obra.

El Texto de Textos nos revela en I de Juan 3:18, “queridos hijos, no amemos de palabra ni de labios para afuera, sino con hechos y de verdad”.

Oremos para que nuestras palabras sean dignas de ser recordadas en el cielo.

Mi Kabbala – 15 Kislev 5784 – Miércoles 29 de noviembre del 2023
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